Los talibanes reiteraron hoy que están decididos «a quedarse y combatir» la vasta ofensiva que el ejército afgano y las tropas internacionales se preparan para lanzar contra su bastión en el sur, de donde miles de civiles ya comenzaron a huir.
La «Operación Mushtarak» («Juntos») de las tropas afganas e internacionales apunta a extender el control gubernamental en la provincia de Helmand (sur), uno de los principales feudos de los talibanes, indicaron fuentes de la OTAN.
La inminencia de los combates provocó en los últimos días el éxodo de miles de personas de la zona, informó por su parte Ghulam Farooq Noorzai, jefe del departamento de refugiados de Helmand.
Pero, pese a los llamamientos de la OTAN a que depongan las armas, los talibanes se declararon decididos a oponer resistencia. Los insurgentes prefieren «quedarse y combatir», declaró el lunes a la AFP Yusuf Ahmadi, un portavoz de los talibanes, en una conversación telefónica.
Los talibanes «tienen órdenes muy firmes de sus principales comandantes de combatir, siguen teniendo la impresión de que están ganando» la guerra, confirmó por su lado el general canadiense Eric Tremblay, portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN.
El lunes Gran Bretaña advirtió que en esta ofensiva iban a «producirse bajas».
Fuentes militares estimaron que la operación contra los talibanes no será lanzada antes del fin de esta semana, pero los civiles ya comenzaron a huir de la zona. Unas 400 familias, entre 2.000 y 3.000 personas, abandonaron la localidad de Marjah y sus alrededores, dijo Noorzai a la AFP.
Las autoridades locales se reunieron para organizar la acogida de los desplazados, particularmente en Lashkar Gah, capital de la provincia.
«Nos fuimos porque muchos aviones sobrevuelan la región y hay importantes movimientos de tropas», dijo a la AFP Shir Alí Jan, un habitante de Marjah que llegó el lunes a Lashkar Gah con su familia.
La ofensiva de Marjah será la operación más importante de las fuerzas internacionales desde que, en diciembre pasado, el presidente norteamericano Barack Obama anunciara el envío de 30.000 soldados suplementarios en 2010.
Actualmente, en Afganistán, hay 113.000 soldados extranjeros, en su gran mayoría norteamericanos.
La insurrección de los talibanes, lanzada a fines de 2001, después de la invasión de Afganistán por una coalición internacional dirigida por Estados Unidos que los expulsó del poder, se ha extendido a casi todo el país en los últimos dos años.
El objetivo de Obama es invertir esa tendencia y retirar progresivamente las tropas de Afganistán, confiando la seguridad del país a las fuerza autóctonas.
El domingo, murieron cuatro soldados de la OTAN, entre ellos dos suecos, llevando 61 el balance de soldados extranjeros muertos desde el comienzo de 2010.
El 2009, con 520 muertos, fue el año más mortífero desde el inicio de la guerra para las tropas extranjeras.