Los talibanes liberaron el lunes a dos mujeres surcoreanas en lo que calificaron de «gesto de buena voluntad» de cara a las negociaciones para dejar en libertad a los 19 rehenes restantes del grupo capturado el pasado 19 de julio en el sur de Afganistán.
Las dos mujeres, Kim Gina, de 32 años, y Kim Kyung-Ja, de 37 años, son las primeras rehenes liberadas de los 23 trabajadores humanitarios surcoreanos secuestrados, dos de los cuales fueron ejecutados a finales de julio.
Un oficial de la Cruz Roja Internacional señaló que las dos surcoreanas fueron entregadas a un grupo de oficiales de su país. Iban vestidas con el velo islámico y lloraban en el momento en que se subieron al vehículo que estaba esperándolas.
«Nos sentimos afortunados de que al menos algunos de los rehenes hayan sido liberados», declaró el portavoz del ministerio surcoreano en Seúl, Cho Hee-Yong.
«Pero urgimos de nuevo a los secuestradores a soltar inmediatamente a todos nuestros ciudadanos que mantienen cautivos», dijo Cho a la prensa.
Una mujer que se identificó a sí misma como una de las rehenes liberadas declaró a la AFP por teléfono antes del fin de su secuestro que se encontraba «bien».
Ambas se someterán a un examen médico en una unidad militar de Corea del Sur en la base aérea de Bagram, al norte de Kabul, antes de regresar a casa, informó bajo el anonimato un oficial del ministerio de Relaciones Exteriores.
Su liberación se produjo en el cuarto día de negociaciones directas entre surcoreanos y talibanes en un edificio de Ghazni (sur) de la Media Luna Roja afgana, perteneciente al Movimiento Internacional de la Cruz Roja.
El portavoz talibán Yusuf Ahmadi declaró que las conversaciones continuarían para abordar la suerte de los rehenes restantes, pero reiteró la exigencia del grupo islamista de que el gobierno excarcele a varios de sus colegas a cambio de los cautivos.
«Al tiempo que liberamos a dos mujeres rehenes enfermas como gesto de buena voluntad, esperamos que el gobierno afgano también libere a nuestros prisioneros», declaró Ahmadi a la AFP.
El gobierno del presidente Hamid Karzai rechaza pagar cualquier precio a cambio de la liberación de los rehenes.
Los talibanes, que secuestraron a los 23 surcoreanos evangelistas cuando circulaban por una carretera de la provincia de Ghazni, amenazan con ejecutar a otros rehenes si los presos no son liberados.
Al mismo tiempo, un hombre que se presentó como el ciudadano alemán secuestrado el pasado 18 de julio declaró a la AFP por teléfono, en una entrevista mediada por los talibanes, que sus captores quieren matarlo.
El individuo, que afirmó llamarse Rudolph Blechschmidt, subrayó que estaba enfermo y pidió la ayuda del gobierno alemán para poder recobrar su libertad.
«Los talibanes quieren matarme», aseguró. «Vivo con los talibanes en las montañas. Estoy en peligro y además estoy muy enfermo», agregó.
Un ingeniero de 62 años identificado por la prensa con ese mismo nombre fue capturado junto a otro colega alemán en la provincia de Wardak, junto a Kabul.
Unos días después, el segundo hombre sufrió un problema circulatorio y los talibanes lo ejecutaron.
Cuatro afganos habrían sido raptados junto a los ingenieros por los talibanes, que pidieron a cambio de la vida del alemán la excarcelación de prisioneros.
La embajada alemana indicó que sus oficiales están en contacto con los captores del rehén y confirmó que recibieron demandas a cambio de su liberación, sin dar más detalles.