Con al menos 13 personas secuestradas en un mes, entre ellas un italiano y dos franceses, atentados suicidas casi a diario y cada vez más emboscadas queda patente que Afganistán se enfrenta a una ofensiva de los talibanes que copia algunos métodos de la insurgencia iraquí.
Tras un descenso de la violencia en los primeros meses del año, los talibanes parece que pasaron a la «ofensiva de primavera» prometida hace semanas.
Desde el domingo sus atentados causaron la muerte de nueve soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ocho de ellos canadienses. Además, golpearon con suicidas el centro ultraprotegido de la capital Kabul.
Aunque «todavía pobres», sus métodos son «cada vez más sofisticados», dados sus contactos con «militantes mucho más formados» de la red Al Qaida implantados en zonas tribales de Pakistán, afirma Talat Masud, experto de ese país vecino en cuestiones de seguridad.
«Hay una transposición de los métodos iraquíes a Afganistán», añadió.
La decapitación de los dos guías afganos del periodista italiano Daniele Mastrogiacomo, una de las cuales fue difundida por televisión, es una prueba de esa influencia, según Masud.
El italiano fue soltado el 19 de marzo a cambio de la liberación de cinco prisioneros talibanes. Los insurgentes talibanes mantienen secuestrados a dos cooperantes franceses y ocho afganos, que fueron capturados en el sur del país.
«Algunos informes constatan la existencia de contactos entre los talibanes y militantes iraquíes», asegura el jefe antiterrorista del ministerio del Interior, Abdul Wahab Khetab.
El mulá Dadulá, uno de los jefes talibanes en el sur afgano, afirmó a primeros de marzo en la cadena qatarí Al Yazira que los talibanes se dirigen «cuando es posible» al territorio iraquí de la guerrilla sunita. «Intercambiamos informaciones», dijo.
La fuerza de la OTAN en Afganistán sostiene que cientos de extranjeros de Asia Central, del Magreb y de Oriente Medio, se unieron este año a los insurgentes. írabes, chechenos y uzbecos, sobre todo, combatieron junto a los talibanes antes de la caída de este régimen a finales del 2001.
«Es evidente que hay un efecto de mimetismo con Irak. Las ideas y los métodos circulan, pero en lo que respecta a los efectivos, no hay nada probado. Ningún talibán fue encontrado todavía en Irak», comenta el francés Olivier Roy, experto en Afganistán.
«Estamos muy lejos de un escenario como el iraquí. Afganistán se parece más a Chechenia que a Irak», añade.
«Los talibanes siguen siendo un movimiento con una base social y étnica pashtún», anclada en el sur del país, «a pesar de la internacionalización del conflicto», continúa este analista.
Un ejemplo de esa internacionalización fue la toma de dos rehenes alemanes en Irak por un grupo islamista iraquí, que reivindicó la retirada de las tropas germanas de Afganistán.
Por su parte, los atentados suicidas crecieron espectacularmente el año pasado: 139, contra 25 en el 2005. No obstante, muchas veces no cumplen su objetivo. «Los cometen jóvenes reclutados a menudo en campos de refugiados de Pakistán y enviados al frente sin gran entrenamiento», sostiene Masud.