El 101 aniversario de la fundación de la República de China (Taiwán) fue celebrado jubilosamente aquí, en Guatemala, y en el resto del mundo.
El Embajador de dicho país, licenciado Adolfo Sun, ofreció el martes 9 de octubre una elegante recepción en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología a numerosos invitados de los diferentes círculos sociales de nuestra urbe capitalina.
La numerosa asistencia de personas al mencionado acto constituye una expresión de simpatía y amistad de los guatemaltecos respecto de la próspera y democrática República de China.
Nosotros tuvimos oportunidad de participar en la celebración del Doble Diez, durante la cual cambiamos impresiones con distinguidos miembros de la Colonia China, particularmente con José María Jo, propietario del Lai, Lai, con quien incluso bromeamos eutrapélicamente… y departimos con algunos elementos del Cuarto Poder sobre diversos aspectos del diario acontecer nacional e internacional.
Ya hacía algún tiempo que no se presentaba la ocasión de hacer contacto con buenos amigos como el licenciado Eduardo Palomo, entre otros, quien en el curso de la charla hizo recuerdos gratos, pero también nos dio la infausta noticia del deceso del ingeniero Ricardo Barrios Peña, un talentoso personaje que desempeñó con acierto importantes posiciones de gobierno, incluso del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social.
Estuvimos vis a vis, asimismo, con nuestro paisano y amigo, licenciado Efraín Medina, ex Rector de la tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala y actual titular del Ministerio de Agricultura y Ganadería, quien a la vez participó en la campaña electoral como candidato a la Vicepresidencia de la República en la planilla que encabezaba Harold Caballeros. Estuvimos con otros compatriotas y personas de países amigos, sobre todo de Taiwán.
Gentiles damitas de la hermosa, laboriosa y bella isla del sudeste asiático se multiplicaron en atenciones para con los invitados al magnífico evento con que se festejaba el nuevo aniversario de la República de China, cuyo pujante e incesante progreso en lo integral es un elocuente ejemplo para todas las naciones, especialmente para las que se encuentran en vías de desarrollo en todo el mundo.
Taiwán, desde que el generalísimo Chiang Kai shek, tras ser derrotado mas no vencido su ejército por las huestes comunistas a mediados de la pasada centuria, ha venido afrontando graves amenazas de invasión de parte de la China continental la que, con fuerzas acaudilladas por Mao Tse tung, entró en el aro del comunismo pero conservando el nacionalismo, a diferencia de otros estados que adoptaron el clásico sistema político-ideológico liberticida y por demás opresor.
Empero, consideramos que no es el momento de tocar cuestiones político-ideológicas, por lo que nos abstenemos de hacer comentarios respecto de ese sistema caracterizado y “aceptado” más que todo por imposición, no por convicción…
Últimamente han venido atenuándose las pesadillas de los más de veintitrés millones de habitantes de la isla de Taiwán de extraordinaria, pues las serias amenazas de invasión por la fuerza bruta de China comunista están cediendo el paso a los arreglos de paz y de reconocimiento de la plena autonomía por parte del régimen pekinés.
La comunidad mundial está viendo con complacencia y aplauso que, en lugar de encenderse las llamas de la guerra contra Taiwán, se estén realizando pláticas con miras a lograr un afortunado advenimiento de paz y concordia a ambos lados del Estrecho que, a lo mejor, ya no tiene la mortífera amenaza de los misiles apuntando a Taipei…
Los amigos de la República de China desean y verían con beneplácito un arreglo definitivo del estado de cosas que ha privado en las dos Chinas.