El presidente taiwanés Ma Ying-jeou instó a Beijing a ir en pos de la democracia y a que respete el gobierno autónomo de su isla en momentos en que ambas partes conmemoran el centenario de la revolución que terminó con 2.000 años de dominio imperial en China.
Ma dijo el lunes que China debería «transitar valerosamente» hacia la libertad y democracia.
El lunes es el aniversario de la insurrección del 10 de octubre de 1911, levantamiento encabezado por el líder revolucionario Sun Yat-sen, que preparó el terreno para el fin del régimen imperial de China y la fundación de la República de China, primera república en Asia.
Los seguidores nacionalistas de Sun fueron expulsados posteriormente de la parte continental de la nación por los comunistas durante la guerra civil de 1949. Los comunistas establecieron la República Popular de China en el continente mientras que la República de China fincó su sede en Taiwán.
China y Taiwán han buscado utilizar el centenario como una oportunidad para dialogar. Sin embargo, las autoridades taiwanesas se han negado a las sugerencias de organizar conjuntamente dichas conmemoraciones porque temen que Beijing las utilice para resaltar su «principio de una China» que coloca a la isla bajo el gobierno de la China continental.
En la víspera del centenario, el presidente chino Hu Jintao hizo una exhortación en Beijing para que ambas partes vayan más allá de la historia que los divide y trabajen juntos para alcanzar una reunificación pacífica. Los taiwaneses están cautelosos de esos llamados, porque temen que podrían perder sus libertades y democracia una vez que las dos partes se vuelvan a unir.
En una ceremonia celebrada frente a la sede de la presidencia, Ma dijo que el gobierno de Beijing «no debe olvidar los ideales de nuestro padre fundador y debería avanzar audazmente hacia la libertad, la democracia y la justa distribución de la riqueza».