Quizá seas un humilde arroyo que viaja entre el bosque, en lugar del caudaloso río que hubieras deseado ser. ¡Qué eso no te quite la alegría, sino que te ayude a recorrer la vida con optimismo!
Talvez te parezcas a una blanca margarita que tapiza cualquier prado, en vez de asemejarte a un fuerte roble. ¡Pero ello debe llenarte de satisfacción y contribuir a tu paz interna!
Es posible que seas una liviana nube y no el veloz viento que la empuja en el cielo y la obliga a descargar la lluvia sobre el campo fértil. ¡He ahí un motivo para dar gracias y ser feliz!
A lo mejor lograste que los demás te vieran sólo como una pequeña playa donde anidan las gaviotas y nunca como el ancho mar con sus olas bravías. ¡Razón suficiente para hallar el sentido de la existencia!
¡La grandeza es disfrutar lo que se es!