Surge idea de un presidente europeo


Funcionarios europeos discuten el futuro de la zona luego del golpe polí­tico dado por Irlanda y su

Los europeí­stas más convencidos quieren relanzar la idea de un presidente de la Unión Europea elegido por sufragio universal, tras el «no» irlandés al Tratado de Lisboa que reveló las frustraciones de los ciudadanos ante un proyecto que perciben como desconectado de sus preocupaciones.


«Estoy a favor de que un dí­a elijamos directamente en el marco de una elección europea al presidente del Consejo Europeo, esa futura personalidad dirigente de Europa», dijo recientemente el ministro alemán del Interior, Wolfgang Schauble, del partido conservador de la canciller Angela Merkel.

«A la gente no le gustan ciertos aspectos de la polí­tica de Bruselas, porque no es lo suficientemente transparente», agregó.

Por el momento, el debate es puramente teórico, ya que la función del presidente estable de la UE, poco visible en el sistema actual de presidencia rotativa semestral, está prevista en el Tratado de Lisboa, paralizado por el «no» en el referéndum irlandés.

De todos modos, los federalistas europeos quieren creer que habrá una segunda oportunidad si el resto de los paí­ses europeos ratifica el tratado.

Según el Tratado de Lisboa, la elección del presidente de la UE está en manos de los jefes de Estado y gobierno de los 27, lo que abre la puerta a todo tipo de negociaciones y alimenta la sospecha entre los pequeños paí­ses del bloque de que los grandes decidirán en su lugar.

Para evitar este problema, el eurodiputado de los Verdes, Daniel Cohn Bendit, propone dividir las próximas elecciones europeas de junio de 2009, con comicios para la Eurocámara y un voto consultivo que permita a los ciudadanos designar a su presidente a partir de candidatos presentados por los partidos europeos. Luego, los jefes de Estado de la UE elegirí­an al vencedor.

«Gracias a esto se crea un espacio público europeo, en lugar de tener 27 espacios públicos nacionales. Colocamos a Europa en manos de los ciudadanos», estimó Cohn-Bendit.

Para Jean-Dominique Giuliani, presidente de la Fundación Schuman, un centro francés de reflexión sobre Europa, el «no» irlandés muestra que es necesario «dar la palabra al pueblo» y por ello plantea una idea similar, que podrí­a incluso servir para elegir al presidente de la Comisión Europea.

Sin embargo, estos proyectos no agradan a los euroescépticos, para quienes el rechazo del Tratado de Lisboa significa que hace falta menos, y no más Europa.

«A los únicos a los que han pedido su opinión sobre el tratado lo rechazaron de plano», indicó Nigel Farage, dirigente del Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP), en referencia a que Irlanda es el único paí­s de los 27 miembros de la UE obligado a organizar un referéndum. En los demás paí­ses, la ratificación se hace por ví­a parlamentaria.

Incluso en el campo pro europeo la idea no logra la unanimidad, ya que el Europarlamento nunca ha estado muy convencido de la necesidad de crear la función de un presidente estable del Consejo Europeo, que podrí­a opacar al titular de la Comisión Europea.

La elección de un presidente «no es buena idea porque el sistema federal no es compatible con la estructura federal» de Europa, afirmó el jefe de los socialistas en la Eurocámara, Martin Schulz.

«A los únicos a los que han pedido su opinión sobre el Tratado lo rechazaron de plano».

Nigel Farage,

dirigente polí­tico.