Surge extraña enfermedad que sólo afecta a ricos


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Si usted es apasionado cibernauta se informó oportunamente  de un suceso ocurrido el pasado mes de diciembre, pero yo no leí la noticia en alguno de los diarios impresos, sino que me enteré por medio del mensaje que me envió Raquel, compatriota que reside en Estados Unidos, y si no fuera por las implicaciones fatales del acontecimiento, motivaría sonrisas de incredulidad, o muestras de inconformidad a causa de lo absurdo de una sentencia judicial.

Eduardo Villatoro


Lo que deduzco es que una novísima enfermedad ha surgido en esa nación, pero que no ataca a cualquier estadounidense, sino que únicamente afecta a personas o familias de elevado poder adquisitivo que tienen capacidad de satisfacer caprichos y extravagancias de niños mimados.

Para los que no están al tanto de este asunto, les comparto que un adolescente de 16 años de edad residente con su familia en Texas, fue considerado culpable de la muerte de cuatro personas, a las que arrolló en una carretera por conducir a excesiva velocidad y pasado de copas; pero el juez de distrito de Fort-Worth, Jean Boyd, ordenó que no lo confinaran a la cárcel porque “no sabe distinguir los límites (sic) debido al alto poder adquisitivo de la familia”.

Los abogados de la defensa alegaron que el menor, no fue identificado por los medios noticiosos de la citada ciudad texana, miembro de un hogar adinerado. “Es víctima de un trastorno llamado ‘affluenza’, producto de un entorno familiar en el que los padres nunca ponen límites a los menores”. El benevolente juez dictó libertad vigilada y terapia de largo plazo, a propuesta de los abogados del imberbe, que tendrá un costo de 450 mil dólares anuales.

El psicólogo Gary Miller testificó que el adolescente “Tuvo carros y dinero (a su disposición) y tenía libertades que ningún joven sería capaz de gestionar (lidiar). Aprendió que si hieres a alguien, te envían dinero”,  para salir indemne de cualquier conflicto que él mismo provoque. Cuando el chico era de cuatro años de edad ya contaba con motocicleta y a los 13 años conducía grandes furgonetas, y actualmente tiene una edad intelectual de 18, pero emocional de 12, aunque, como queda apuntado, cronológicamente es de 16 años.

El juicio a cargo del juez Boyd se celebró el 13 de diciembre, mientras el accidente ocurrió seis meses antes, al norte de Texas, cuando el hijo de papi y mami se conducía en un vehículo automotor a una velocidad “por encima de la permitida” en la carretera donde transitaba. Al practicársele la prueba de la alcoholemia se comprobó que triplicaba el nivel permitido para pilotos automovilistas adultos. Entre los cuatro peatones que atropelló y causó su muerte se incluye a una señora de 52 años y su hija de 21 que ayudaban a otra mujer cuyo automóvil había sufrido una avería.

(Un célebre jurista que no es guatemalteco les dice a su alumno Romuado Tishudo y compañeros: Recuerden, jóvenes, que cuando sean abogados, algunos casos los ganarán y otros los perderán; pero en todos se cobra).