Suiza: derecha populista afila sus garras



Suiza se prepara para una nueva victoria, en las legislativas del domingo, del partido nacionalista y populista de derecha UDC, cuya propaganda xenófoba dominó una campaña electoral inusualmente tensa y ha puesto en peligro la fórmula tradicional de gobierno de unión nacional.

Pese a que el resultado no se conocerá hasta el domingo por la noche, las cartas parecen estar echadas dado que más de un tercio de los electores ya habí­a votado en la mañana del viernes por correspondencia para designar a los 200 diputados y 42 senadores.

Más de 800.000 suizos recurrieron asimismo a un portal en internet, «smartvote», para obtener informaciones útiles antes de hacer su elección.

La Unión Democrática de Centro (UDC), que realizó una agresiva campaña centrada en la seguridad y el miedo a los extranjeros –denunciada por sus propósitos racistas incluso ante Naciones Unidas– deberí­a seguir siendo el primer partido de Suiza. En las precedentes elecciones legislativas de 2003 logró 26,7% de los votos.

Sin embargo, podrí­a perder hasta tres escaños de diputados, según las proyecciones de la revista L’Hebdo.

El partido socialista, que se mantendrí­a como segunda formación del paí­s, se perfila como el gran perdedor de los comicios, esencialmente a favor de los Verdes, que deberí­an superar la barrera de 10% de los votos.

Los dos partidos del centro-derecha, el Partido Radical Democrático (PRD) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC), podrí­an jugar el papel de árbitros, encontrándose codo a codo, cada uno con resultados en torno al 15,5%.

Los últimos sondeos prevén un tasa de participación récord de la mitad de los cerca de cinco millones de electores, pero los primeros indicios basados en los votos por correspondencia ya dejan entrever una abstención de 55%, en lí­nea con la media de las últimas elecciones.

Más allá de los comicios del domingo, la clase polí­tica y los electores tienen la mirada puesta en la fecha del 12 de diciembre, dí­a en que se decide la «fórmula mágica», que consiste en hacer coexistir en el Gobierno a los principales partidos, desde la derecha hasta la izquierda del espectro polí­tico, en función de su peso respectivo en las urnas.

Este sistema polí­tico consensual asegura desde hace medio siglo la estabilidad y la prosperidad de un paí­s formado por 26 cantones y con cuatro idiomas oficiales.

El sistema se ve, sin embargo, amenazado tanto por la izquierda como por la derecha populista, que quieren emprender un pulso por la elección de los siete miembros del Gobierno, formado actualmente por dos UDC, dos socialistas, dos PRD y un PDC.

Los Socialistas y los Verdes fueron los primeros en abrir las hostilidades al reclamar la evicción del lí­der de la UDC Christoph Blocher, ministro de Policí­a y Justicia, cuyas reiteradas provocaciones enturbian un sistema polí­tico basado en el diálogo.

Los populistas respondieron inmediatamente amenazando con abandonar el gobierno y bloquear el trabajo de los legisladores con la multiplicación de referenda de iniciativa popular.

En los últimos dí­as de campaña, la UDC evocó incluso la posibilidad de formar un gobierno de alianza con los dos partidos del centro-derecha.

Consenso y poder legislativo

Suiza está gobernada por un ejecutivo de siete «sabios», elegidos por el Parlamento, un sistema de democracia semidirecta que implica a los ciudadanos en la adopción o proposición de sus leyes.

El 21 de octubre los suizos renovarán, como cada cuatro años, la Asamblea Federal, ese parlamento bicameral que elige a los «sabios» de acuerdo a una composición partidista inmutable que funciona gracias a un pacto colegial y de consenso.

El Consejo Nacional (la cámara baja) está formada por 200 diputados elegidos mediante sistema proporcional.

El Consejo de Estado (la cámara alta) cuenta con 46 escaños que representan a los cantones (23 cantones y 6 semi-cantones). Cada cantón elige a dos diputados, mientras que los semi-cantones eligen sólo uno.

El elector suizo puede mezclar a su gusto las listas electorales en las consultas, que generalmente tienen poca participación, como sucedió en los últimos comicios de 2003, donde sólo votó 45,4% del electorado.

La Asamblea Federal elegirá el 12 de diciembre al Consejo Federal (gobierno), compuesto por siete miembros.

Los principales partidos del paí­s son la Unión Democrática de Centro (UDC), el Partido Socialista (PS), el Partido Radical (PRD) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC).

Estas cuatro fuerzas están representadas en el gobierno de acuerdo con el llamado sistema «de la fórmula mágica».

Instaurada en 1959 (2 miembros por el PS, otros dos por PRD y PDC y uno por la UDC), esa ecuación fue modificada en 2003 cuando la UDC, apoyándose en ese 27,7% de votos en el Parlamento, logró un escaño suplementario en el Consejo Federal en detrimento del PDC.

El gobierno funciona según el principio colegial y de consenso, pues todas sus decisiones son tomadas a la unanimidad por los siete miembros del Consejo Federal.

A su turno, cada uno de los ministros asume el papel de presidente de la Confederación Helvética por un año.

El poder legislativo lo tienen el Parlamento y el pueblo. Un total de 100.000 ciudadanos pueden proponer una modificación de la Constitución (iniciativa) y 50.000 pueden oponerse a una ley votada por el Parlamento (referéndum).

En el Estado Federal, las competencias están repartidas entre la Confederación, los 26 cantones y los municipios.

Algunas tareas corresponden exclusivamente a la Confederación, como las Relaciones Exteriores, la Defensa, las Aduanas y la Moneda.

Los cantones son responsables de la enseñanza, la religión, la policí­a y el estatus de los extranjeros. Comparten con Berna las competencias en materia fiscal, judicial, económica y de seguros.