Un acto suicida se frustra cuando no se llega a consumar, y quienes lo han intentado en alguna oportunidad tienen un mayor riesgo que su deseo fatal sí se cumpla. Sobre el tema, me permito resumir a ustedes algunas historias acerca de suicidios fallidos o frustrados.
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H-1: Hay que revisar que no tenga las pitas de sus zapatos, que no guarde cubiertos, mejor si come con utensilios desechables; hay que acompañarlo, no lo dejen estar solo. Tiene fuertes ideas de quererse matar; es que ya lo ha intentado en varias ocasiones. Quítenle el cincho del pantalón, que se quede en ropas de hospital. Estas fueron algunas de las observaciones de prevención en el ingreso psiquiátrico de Prudencio. Al día siguiente una doctora gritaba despavorida, ¡Ayúdenme, ayúdenme! Su voz casi inaudible, pero de repente en un pequeño vistazo hacia el jardín se le observa encorvada luchando por detener el cuerpo de Prudencio que había logrado aprovechar un descuido para colgarse desde un árbol con unas cuerdas mal puestas. Así queda arruinado el suicidio de Prudencio, tan sólo por esa vez.
H-2: Mi vida ha sido ingrata desde pequeña, me recuerdo bien con mi vestidito blanco, mi tío abusó de mí cuando tenía solamente 6 años. Me dolió mucho y el blanco se manchó de rojo. Desde ese entonces he probado suerte, en una ocasión traté de ser prostituta con tan mala pata que en el lugar donde había acudido a mi iniciación cayó una redada. Un policía amable me dijo: «Seño que hace usted aquí, no es como las otras, usted me parece una buena mujer por lo que mejor si se va». Así quedo malogrado mi deseo de ser trabajadora del sexo. También tuve la tentación de matarme; escogí la horca y de un árbol grande colgué un lazo, metí la cabeza dentro del agujero de la amarradura y me sostuve con un banquito pero no aguantó conmigo el lazo. Así que la rama, la soga y mi cuerpo cayeron juntos por mi peso. No ocurrió mi muerte tampoco pude ser prostituta y me sentí burlada.
H-3: Diez aspirinas, cinco tabletas de acetaminofén, unas otras cuantas pastillas para la alergia, las píldoras para los nervios de mi tía Clemencia, en fin, un coctel más que completo y aún estoy viva. Los médicos se asustaron, mi familia también y ante todo mi novio Julio quien me defraudó por su conducta indiferente, desamorada y para mayor de los males fijándose en Claudia mi amiga desde la niñez. No he muerto y tampoco me sentí cerca de la tumba, en aquel momento me sentía desesperada y sin caminos de esperanza y futuro; y lo peor, ya nadie me ponía un poquito de caso. Aún no quiero morir, me gustaría casarme, tener hijos, nietos y comprarme aquel vestido amarillo que tanto me gustó que doña Olgui, la amiga de la vecina, está vendiendo. Lo cierto es que el doctor que me atendió en intensivo me dijo que yo había tenido mucha suerte y que tendría que dar gracias de estar viva. Bueno, como repito, mi motivo no era quitarme la vida. Es que no me entienden, no sé muy bien que me pasó, era un impulso que me llamaba, era muy fuerte y no importó nada, no pensaba bien, tenía tanta rabia pero tanta…
H-4: Los bomberos me jalaron de una pierna, porque yo estaba exactamente tirándome del puente del incienso, es decir, iba al vacío. Me quería morir, me recataron; y que conste, no es la primera vez que intento quitarme la vida, pero la verdad un clavado desde allí debe doler y eso si que no me gusta.
H- 5: Oigo una voz que me susurra al oído ¡matate no seas cobarde! ¡Matate pendejo! ¡Basura! Tengo miedo, moriría para librarme de este infierno, casi lo logro, a no ser por mi hermano que entró a mi habitación cuando ya todo estaba decidido.
En las historias anteriores se han esbozado diagnósticos psiquiátricos que acompañan al suicidio, tales como los trastornos de personalidad, algunos con tendencia a la actuación y/o dramatización de los problemas, personas sobrevivientes de incesto con conducta autolesiva, cuadros depresivos y ansiosos, así como la psicosis o locura. Lo fundamental radica en señalar que toda esta clase de ideas, gestos o amagos e intentos suicidas han de considerarse como un inminente riesgo a la vida. En consecuencia, son de una digna atención médica de orden psiquiátrico.
Invitación a un Conversatorio facilitado por mi persona y dirigido a la población guatemalteca sobre ¿Cómo enfrentar momentos de crisis en la vida? Fecha: Jueves 27 de mayo a las 18:00. Admisión gratuita, cupo limitado, Para mayor información y confirmación de asistencia, llamar a los teléfonos: 2384-3499 y 2384-3414.