La fuerza de voluntad nos ayuda a dar un paso adelante en la consecución de la existencia tal cual la pretendemos y añoramos. Es de considerar que el mismo hecho de haber sido colocados en la vida nos impele a luchar por ella. Cómo cuando niños que nos caímos en sobradas ocasiones al practicar el caminar, o en el aprendizaje de nuestro idioma cuando repetimos una palabra una y otra vez, para ejercitarnos en su sentido y pronunciación. En lo particular recuerdo las palabras estatua y buganvilia, las que resultaban difíciles al principio. Pero al darle que darle a su pronunciación, un día de esos, ellas llegaron a constituirse parte del lenguaje.
La fuerza de la voluntad se haya hermanada con la tolerancia a la frustración. Es de reflexionar que las personas pueden tener mucha paciencia a ser frustrados, pero que siempre llega un punto en que los extremos sobrepasan y ante una vida de constantes pérdidas, la calma también sobrelleva su deterioro.
Es de observar que algunas personas no toleran la contradicción de ninguno de sus argumentos, y con ellas es difícil establecer una comunicación directa y diáfana. Palabras y actitudes a menudo les ofenden, aunque no lleven esa intención, porque se encuentran susceptibles a ofensas; y andan defensivas ante cualquier tipo de ataque real, pero también imaginario; entonces surgen variadas clases de malentendidos. El grado de fanatismo que cada quien profesa ante su propio sistema de creencias, discrimina la posibilidad de ver otras verdades; y la frustración crece, los argumentos decrecen y la agresión impera.
Una vez establecida la posibilidad de entender discrepancias y comprender que no todo tiene que suceder de la manera como lo planteamos y en el exacto momento que lo deseamos, nuestra tolerancia crece y la frustración se convierte en un gaje. Así que aprender a lidiar con la tolerancia a la frustración es un elemento del fortalecimiento de la fuerza de la voluntad.
Se sugiere evitar las tentaciones para que ojos que no vean no sientan, tener planes establecidos. Por ejemplo cuando se va de compra de alimentos o enseres domésticos llevar un listado de los mismos con el presupuesto establecido para realizar dicha compra, mejor ir sin hambre para dicha acción. También se recomienda que los niveles de azúcar sean mantenidos ya que el cerebro posee un mayor consumo de la misma ante situaciones de autocontrol. Cuando se plantea lo de los azúcares, se refiere a los no refinados y a no realizar ayunos prolongados, por lo que se sugieren comidas frecuentes en bajas cantidades.
La fuerza de voluntad aumenta con el ejercicio de la misma y será necesario poner una sola meta a la vez para llegar al cumplimiento de nuestros objetivos, ya que de manera contraria, sucederá lo que con frecuencia sucede con el listado de objetivos trazados en cada inicio de año. Una táctica útil desde la psicología es la “intención de implementación”, lo que quiere decir, si voy a una fiesta y me ofrecen una bebida alcohólica y mi finalidad es llegar a no consumirla, tengo que tener una alternativa, puedo solicitar un agua mineral como ejemplo.
Al parecer la fuerza de voluntad puede tener un decrescendo, pero ella siempre puede tener alguna fuente de reserva, en si no se considera su depleción total. Y si existe una motivación adecuada, es entonces cuando esta surge de nuevo. Los hábitos saludables con el pasar del tiempo se convierten en rutinas y con éstas no se requieren de manera constante la toma de decisiones.
Reflexionar que si poseemos una motivación adecuada, con metas claras, establecemos autovigilancia de acciones y establecemos una práctica constante de conductas que nos ayuden a nuestro autocontrol, podemos creer que la fuerza de voluntad puede llegar a vencer tentaciones.