Sufren en silencio


Su mente divaga, prefiere perderse en un espacio ajeno, un mundo sin adultos, sin miradas. Sus labios no sonrí­en, menos su mirada. Sus manos tiemblan al igual que sus piernas cuando avanza hacia gente que no conoce, quizá todos son iguales. ¿Cómo no pensar así­? ¿Cómo no tener miedo?

Claudia Navas Dangel
cnavasdangel@yahoo.es

Sus años se cuentan con los dedos de sus manos, manos que no aplauden. Su voz es bajita, cuando llega a escucharse, ¿para qué hablar?, ¿de qué hablar?, ¿con quién hacerlo?

Es un niño pequeño con los sueños pintarrajeados de desesperanza. Cada mañana al despertarse vuelve el temor, al salir a la escuela, de encontrarse con él, de tener que acompañarlo a ese salón oscuro y tener que obedecer, ejecutar acciones que no comprende, pero que le repugnan, que le duelen.

Imaginar que al amanecer hay unas sábanas limpias, un plato con comida caliente y unos brazos buenos dispuestos para ella, es el único consuelo de una adolescente con desarrollo incipiente, ojeras a medio rostro y moretones en las piernas. Soñar con ser esa jovencita que camina con uniforme y libros en el brazo es el único consuelo que encuentra su destino. Pero los sueños se esfuman cuando el prostí­bulo abre y debe maquillar sonrisas, confeccionar caricias y contar los minutos para que la noche acabe y exista un tiempo apenas para creerse otra, la que camina por la calle con un uniforme a cuadros…

Es un niño pequeño, una adolescente, un par de miles que en Guatemala sufre abusos sexuales en espacios supuestamente seguros. Para algunos es la escuela o el colegio, para otros la casa. Aparte están esos niños y niñas que viven en las calles. Los que siempre ignoramos al subir la ventanilla del vehí­culo o al cruzar la banqueta. Esas niñas y adolescentes que trabajan en «hogares» al cuidado de otros infantes y quehaceres domésticos.

Esas niñas que por hambre, por presión o por miedo son vendidas cada noche a gente sin escrúpulos.

La explotación sexual infantil, la violencia sexual infantil, la trata y la pornografí­a son problemas terribles y situaciones cotidianas en este paí­s indiferente.

Pese a la aprobación de la Ley contra la Violencia Sexual , Explotación y Trata de Personas, que entró en vigencia el 14 de abril del año 2009 y que ha significado un paso trascendental para el paí­s debido a que tipifica y sanciona todas las conductas ilí­citas relacionadas con la explotación y a la trata de personas y establece disposiciones mí­nimas en la atención, protección de las ví­ctimas, la prevención de la problemática y la restitución de derechos violentados, aún muchí­simos niños, niñas y adolescentes siguen sumidos en ese martirio.

Por ello, es plausible que el Refugio de la Niñez junto con la Procuradurí­a General de la Nación acordaran unir esfuerzos para realizar acciones encaminadas a la restitución de los Derechos Humanos de los niños, niñas y adolescentes, y una mejor atención a las ví­ctimas de la violencia sexual, explotación y trata de personas menores de edad, así­ como la persecución penal de los victimarios. Ojala y otros se unieran a esta titánica empresa para que el dolor y el miedo que marca a estos pequeños se transformen en sonrisas, ilusiones y paz.