Las luces del escenario se encendieron y una bella melodía rompió el silencio del teatro, dejando ver entre cortinas de seda, la ágil figura de la gran estrella del ballet, Nineth de Valois.
César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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Su traje blanco y brillante, reflejaba la pureza de un arte que se podía contemplar en todo su esplendor como si tuviera vida propia.
Aquella era la noche de Nineth, una joven de 14 años, quien se consagraba como la reina de la danza.
Ya para concluir su acto, realizó un movimiento artístico, y el público aplaudió de pie.
Y cómo no la iban a admirar, si tres años antes Nineth se movía en silla de ruedas, y muchos aseguraban que ella no volvería a caminar.
TODOS LOS TRIUNFADORES, TIENEN UN TIGRE EN SU CORAZí“N.