El volante Mark van Bommel, yerno del seleccionador Bert van Marwijk, marca la diferencia entre la Holanda fantástica de la Eurocopa-2008 estrellada en cuartos, en la que no estaba por una pelea con el DT Marco van Basten, y la Oranje que alcanzó la final del Mundial-2010.
Presente en el Mundial-2006 bajo las órdenes de «San Marco», el centrocampista del Bayern Múnich tuvo una disputa con el ex crack del Milan y renunció a la selección neerlandesa en octubre de 2006, avisando que no volvería a jugar para Holanda mientras Van Basten fuera su entrenador.
«Sí, me enfrenté a Van Basten. Yo no estaba de acuerdo con muchas de sus decisiones, al igual que otros jugadores, pero que habían decidido no contestar abiertamente su autoridad», explica el ex jugador del PSV Eindhoven.
En Suiza y Austria-2008, Holanda mostró el «fútbol show» que tanto entusiasma a sus hinchas, pero un sorpresivo despiste en cuartos de final ante Rusia (3-1), tras haber descuartizado al campeón y subcampeón mundial Italia y Francia en la fase de grupos, devolvió a la Oranje a la realidad.
A la luz de los hechos, Mark van Bommel es el gran equilibrista de esta Holanda, el eslabón diferente entre el proceso más lírico de van Basten y este más realista de su suegro, el encargado de hacer las faltas tácticas y hacer los relevos por las incursiones de Wesley Sneijder o Dirk Kuyt.
«Mi relación con él es la misma que con los demás jugadores. No hay problema. Viene de completar una gran temporada con el Bayern y con nosotros, a la vista está, juega bien», lo elogia Van Marwijk, quien también le pide que hable con el árbitro y muestre los dientes a sus rivales, como ante Uruguay.
Ganador del doblete Bundesliga-Copa con el Bayern, además de ser finalista de la Champions, Van Bommel quiere terminar su temporada en grande con la Copa del Mundo, obteniéndola con el «cuchillo entre los dientes», como lo definiría el ex volante internacional argentino que se le parecía mucho, Diego Simeone.