Suecia celebra el Dí­a de Santa Lucí­a


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En el calendario antiguo o Juliano la noche del 13 de diciembre era la más larga del año. Entonces cuenta la historia que en esa noche todos los animales podí­an hablar, pero también asomaban seres sobrenaturales amenazadores, tornándose la noche en tenebrosa, lóbrega y peligrosa. Así­ surge la necesidad de un destello, fulgor, brillo y luz para guiar el camino a seguir y triunfar sobre las tinieblas. Por esa poderosa razón en esa fecha se invoca a Santa Lucí­a, virgen y mártir, cuyo nombre, Lucí­a, significa “portadora de luz”.

Grecia Aguilera

 


Ella se manifiesta toda luminosa, viene hacia sus fieles con la palma de la victoria y sus ojos infinitos en sus manos que simbolizan el triunfo sobre los castigos y torturas a que fue sometida en Sicilia, Italia por el gobernador Pascasio para forzarla a que renunciara a la fe cristiana. En aquel entonces Cayo Valerio Diocleciano dispuso entre los años 303 al 313 a.C. la última gran persecución contra los cristianos. En Suecia para conmemorar el Dí­a de Santa Lucí­a se elige a una joven a quien se le honra con el nombre de ‘Lucí­a’. Ella desfila vestida de blanco, sosteniendo sobre su cabello una hermosa guirnalda de velas encendidas, que representa la claridad en los dí­as oscuros del invierno en Suecia y la rogativa para que sean siempre luminosos. Pero este glorioso halo de luz, encarna sobre todo el tormento de la hoguera mandado a Santa Lucí­a por Pascasio, con el fin de que la joven santa negara el nombre de Jesucristo, o muriera envuelta en las llamas. Pero al apagarse la hoguera ella brilló aún más que el mismo sol y la muchedumbre presente pudo comprobar que el fuego no le habí­a hecho daño. Así­, la ceremonia del “Dí­a de Santa Lucí­a” inicia la temporada navideña y es una de las más importantes festividades en la cultura sueca; va í­ntimamente ligada a la sociedad agraria nórdica que sostiene que siempre debe reinar la luz sobre la oscuridad y el calor sobre el frí­o. Al terminar el largo anochecer, los pobladores de Suecia elaboran viandas especiales para satisfacer el apetito. Reparten galletas de jengibre, degustan bollos de harina de trigo condimentados con azafrán y saborean el ‘Glí¶gg’, bebida navideña caliente que se prepara con vino tinto, brandy o vodka, clavos de olor, canela en raja, ralladura de naranja, terrones de azúcar, semillas de cardamomo, almendras y pasas. Aquí­ en Guatemala, el martes 13 de diciembre de 2011, la Embajada de Suecia, representada por el E.S. Embajador Michael Frí¼hling y su distinguida esposa Luz Lescure-Frí¼hling, celebraron el Dí­a de Santa Lucí­a realizando su tradicional procesión, encabezada por la figura ancestral de la joven ‘Lucí­a’, seguida por un séquito de damitas de honor quienes llevaron una vela encendida en sus manos. Continuaron el desfile los ‘niños estrella’ con cucuruchos en sus cabezas y varitas con luminares en las manos. Al final del cortejo lucieron sus sombreros los pequeños elfos, geniecillos y duendes. Luego se escuchó la canción napolitana “Santa Lucí­a”, con el dúo “Essential”. Ingenioso fue observar que una de las niñas pequeñas llevaba en su cabecita una corona de velitas, activadas con baterí­as por seguridad. La conmemoración de la virgen y mártir Santa Lucí­a, me ha inspirado un poema que he titulado “Luminosa ní­vea inmaculada” que manifiesta lo siguiente: “Lucí­a/ luz sideral/ luz espacial/ luz en luz/ luz más allá de la luz/ luz en noche sin luna./ Luminosa ní­vea inmaculada/ gracia iluminadora/ albor de valles/ huertos y montañas./ Surtidora luminiscencia/ lámpara encendida/ luz de la testa/ en azúrea ánfora./ Lucí­a/ esplendor de los dí­as/ en inviernos oscuros./ Reina de luz/ bienaventurada galaxia/ magnificencia y fulgor/ del Universo.”