Sudáfrica le pone la alfombra roja a Sepp Blatter


Joseph Blatter (I), presidente de la FIFA, ya se encuentra en Sudáfrica. En la fotografí­a, recibe un homenaje de parte de autoridades del paí­s africano. FOTO LA HORA: AFP GIANLUIGI GUERCIA

Aunque a veces sus exigencias no gustan demasiado, el presidente de la FIFA, Sepp Blatter, se ha convertido en un héroe nacional en Sudáfrica por su apoyo incondicional al paí­s anfitrión del primer Mundial en el continente.


Desde que se atribuyó el Mundial a Sudáfrica en 2004, las dudas sobre la capacidad del paí­s para organizar la gran fiesta del fútbol han sido recurrentes, pero el «presidente Blatter», como le gusta que le llamen, las hizo desaparecer de un manotazo.

«Este Mundial será maravilloso, esperamos con impaciencia el comienzo», ha reiterado en numerosas ocasiones el hombre que preside los destinos de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) desde 1998.

Subrayando que ífrica ha dado mucho al mundo del fútbol, Sepp Blatter también se declaró «muy orgulloso y feliz de que esta historia de amor se concrete por fin en una fiesta de boda».

Como reconocimiento, el presidente sudafricano, Jacob Zuma, lo condecoró con la Orden de los Compañeros de OR Tambo, la más alta distinción del paí­s. «Cuando los afro-pesimistas expresaron sus dudas sobre algunos puntos, siempre expresó su confianza en nosotros», alegó el jefe de Estado.

Sepp Blatter, de 74 años, reconoció, no obstante, que la FIFA habí­a tenido que hacer gala de «paciencia» con el paí­s anfitrión, especialmente por la construcción demasiado lenta de los estadios y durante las huelgas de obreros. «A veces ha habido que presionar», admitió.

«Naturalmente, no todo es perfecto, pero la perfección no existe», dijo el domingo. Unas palabras que lo dicen todo en la boca de un experto de la comunicación que cuenta con presentarse a un nuevo mandato en 2011.

El suizo también se granjeó muchos amigos en Sudáfrica cuando defendió las vuvuzelas durante la Copa Confederaciones, ensayo general del Mundial en junio de 2009.

Estas largas trompetas, accesorios indispensables de los aficionados locales, hacen tanto ruido que numerosos extranjeros pidieron su prohibición en los estadios.

Aunque Blatter gusta a las autoridades sudafricanas a pesar de las sospechas de corrupción que empañan su mandato, su organización no siempre ha tenido una buena imagen en la calle, especialmente entre los vendedores ambulantes.

Debido a las reglas de marketing de la FIFA, «perritos calientes», tentempiés y cervezas locales –el trí­o tradicional de los partidos de fútbol en ífrica del Sur– han sido prohibidos para dejar sitio a los patrocinadores oficiales como McDonald»s y Budweiser.

Y centenares de empresarios han sido amenazados con demandas por haber intentado utilizar la «marca» Mundial sin tener derecho. La compañí­a aérea de bajo coste Kulula tuvo así­ que anular una campaña publicitaria en la que se presentaba como «el transportista no oficial de ya sabe que» con unos balones de fondo.

La FIFA incluso logró la condena de un fabricante de caramelos que habí­a diseñado un envoltorio que evocaba la Copa del Mundo.

En cuanto a Sepp Blatter, su tren de vida causa alguna sorpresa en el paí­s. Los medios locales dicen que el presidente de la FIFA pidió vivir en la suite presidencial de un hotel de lujo y que… los cubitos de hielo sean de agua de Evian.