El Fondo Monetario Internacional (FMI) nombra hoy a su futuro director gerente, cargo para el que el francés Dominique Strauss-Kahn es favorito frente al checo Josef Tosovsky.
El actual director de la institución financiera, el español Rodrigo Rato, que renunció en mitad de su mandato, abandonará el cargo a fines de octubre.
Candidato, desde comienzos de julio, el ex ministro francés, de 58 años, dispone de considerable ventaja sobre su rival de última hora. Apoyado por la Unión Europea, recibió la semana pasada el visto bueno del principal accionista del Fondo, Estados Unidos.
Con 16,79% de los derechos de voto, Washington es el primer accionista del FMI, mientras que los 27 miembros de la UE disponen en total de 32,09% de los votos.
Para consolidar su candidatura, principalmente en los países emergentes, el socialista francés realizó una extensa gira para reunirse con sus electores, que representan a los 185 países miembro del Fondo.
«Es bueno reunirse con la gente a la que se le solicita su confianza», explicó la semana pasada en Washington.
Su rival, que hizo su carrera en el banco central de su país, fue primer ministro durante un breve período y el viernes cumplirá 57 años, goza de apoyos más limitados. Aunque se presenta como el defensor de las naciones más desfavorecidas, solamente es apoyado oficialmente por Rusia, que presentó su candidatura.
«Contamos con un amplio apoyo en los países en desarrollo», declaró el administrador ruso del Fondo, Aleksei Mozhin, en una entrevista con la AFP.
Pero el candidato del Kremlin, llegado tardíamente al ruedo, «sabe bien que tiene una posibilidad en 10.000 de ser electo», resume Edwin Truman, experto del Peterson Institute for International Economics.
«Mi percepción es que no va a recibir un número importante de votos» entre los 24 administradores de la institución, adelantó.
Aunque los dados parecen echados, Tosovsky, quien dirige actualmente en Basilea (Suiza) el Instituto de Estabilidad Financiera, tiene el mérito de encarnar los deseos de representatividad de los países emergentes en el seno de la sexagenaria institución.
Para estos estados, considerados los nuevos motores de la economía mundial, el acuerdo tácito alcanzado en la posguerra entre Estados Unidos y Europa sobre las dos instituciones gemelas de Brettons-Woods -y que sería respetada también esta vez- debe ser abandonado.
Como resultado de este acuerdo informal, Estados Unidos designa al presidente del Banco Mundial, mientras que los europeos nombran al director del FMI.
Durante la designación del último presidente del Banco Mundial, a fines de junio, ningún candidato enfrentó al estadounidense Robert Zoellick.
En su campaña, Strauss-Kahn reconoció la necesidad imperiosa de reformar la institución.
«Lo que podría estar en juego hoy, es la propia existencia del FMI como institución clave en el mantenimiento de la estabilidad financiera mundial», declaró, destacando que no quiere «ser el candidato del Norte contra el Sur o de los ricos contra los pobres».
Se comprometió también, en caso de ser electo, a cumplir la totalidad de su mandato de cinco años, dejando de lado implícitamente eventuales ambiciones presidenciales en Francia.
El ex ministro francés de Economía Dominique Strauss-Kahn, de 58 años, es un célebre economista cuya convicción socialista no le perturbó a la hora de privatizar empresas y pilotar el ingreso de Francia en el euro.
Este intelectual afable y con fama de tolerante, conocido en Francia como «DSK», busca reemplazar al español Rodrigo Rato en la dirección general del Fondo Monetario Internacional (FMI) tras haber recibido el espaldarazo del presidente francés Nicolas Sarkozy, un conservador liberal, de los ministros de Finanzas de la UE y de Estados Unidos, principal accionista de la institución.
Aunque nadie cuestiona la capacidad de DSK para dirigir el Fondo, los países emergentes, entre ellos Brasil, China e India, reclaman más voz y voto en la institución financiera, que pierde cada vez más terreno en Latinoamérica y Asia.
Con la elección de DSK u otro europeo, no obstante, estos cambios llegarían como pronto dentro de cinco años.
Strauss-Kahn asegura que desea ser el «candidato de la reforma» del FMI y proclama la necesidad de que la institución «se adapte» a través del fortalecimiento «de la voz de los países emergentes y de los países pobres».
Nacido el 25 de abril de 1949 en Neuilly-sur-Seine (suburbio acomodado de París), doctor en ciencias económicas y abogado de empresas y ex ministro de Economía del gobierno de Lionel Jospin (1997-1999), este políglota acude a su pasado de profesor a la hora de explicar conceptos complicados.
DSK se vio obligado a renunciar al puesto de ministro de Economía en 1999 por un escándalo de corrupción, pero quedó absuelto de toda acusación en 2001.
A fines de 2006, disputó las elecciones primarias socialistas a Ségolí¨ne Royal, quien perdió a su vez las presidenciales de mayo pasado frente a Sarkozy.
Si es elegido por el directorio del Fondo, DSK deberá tomar el relevo de las profundas reformas iniciadas por Rato en la institución de 185 miembros, cuando se incrementan las dudas sobre su relevancia en la economía mundial.
La cartera de préstamos del FMI se redujo de 81.000 millones de dólares en 2004 a 11.800 millones de dólares actualmente, una señal de su pérdida de influencia.
América Latina era hace no mucho tiempo el mayor deudor del FMI. Pero varios países latinoamericanos como Brasil y México ya no tienen deudas con el Fondo, y otros han hecho además una bandera de su rechazo a la institución, entre ellos Argentina, Ecuador, Venezuela y Bolivia.
La agenda de reformas incluye un papel más importante en el control de desequilibrios del tipo de cambio, sobre todo la práctica del gobierno chino de depreciar el yuan frente al dólar, que enfurece a Washington.
También se estudia un cambio en las cuotas de los países miembros –que determinan los derechos de voto y las contribuciones financieras al Fondo– a fin de dar más poder a las naciones en desarrollo.
En una primera etapa de las reformas, Rato impulsó en septiembre mayores poderes de votación para México, China, Turquía y Corea del Sur.
«Strauss-Kahn ha mostrado que es competente (…) Cuando era ministro de Finanzas defendió muy sólidamente una reforma del Fondo que atendiera más a los países emergentes. Ha mostrado que se interesaba en las reformas y en una mayor eficacia del Fondo», dijo en julio a la AFP Michel Camdessus, otro francés que dirigió el FMI de 1987 al 2000.
DSK es considerado el arquitecto de la recuperación económica de Francia a fines de los ’90, cuando supervisó la privatización de varias empresas para reducir la deuda pública y recortó el déficit fiscal para ayudar al país a adoptar el euro.
Según una regla no escrita, la presidencia del Banco Mundial es ocupada por un estadounidense y la jefatura del FMI por un europeo.
Si DSK triunfa, los franceses estarán al frente de cuatro grandes instituciones financieras: el FMI, la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD).