Súbito interés



Llama la atención la forma en que prácticamente todos los comentaristas empezaron ahora a involucrarse súbitamente en el tema de la polí­tica electoral, sin duda porque sintieron que el abordaje del tema bancario ya estaba cansando a la gente y por lo tanto en las postrimerí­as del primer mes del año empezó una verdadera preocupación por las cuestiones electorales que no se notaba a pesar de la proximidad de los comicios.

Y es que en verdad no hay un gran interés público por el tema de las elecciones y la oferta de los partidos polí­ticos, lo que hace que tengan que ser los medios y sus comentaristas quienes traten de enganchar a la gente en una cuestión que es muy lucrativa para las empresas de la comunicación. Las elecciones siempre generan movimiento económico y la prensa se beneficia de ese ritmo acelerado de los gastos de campaña que cada vez es mayor.

No sabe uno si la falta de interés es porque se observa un panorama más o menos definido o si ese panorama relativamente claro es resultado de la falta de interés de los ciudadanos en unos comicios que no ofrecen reales alternativas. El caso es que como pocas veces antes, a escasos meses de ir a las urnas, la temática de los partidos, sus candidatos y las propuestas no ha llegado a ser en realidad atrayente para la población y se vive una campaña en muchos sentidos atí­pica por esa ausencia de calor y entusiasmo.

Por ello llama la atención el súbito cambio entre muchos de los comentaristas, al punto de que hoy prácticamente no hay columna que no esté girando ya alrededor de los temas electorales, cosa que no ocurrí­a hace una semana. Y no existen factores nuevos que obliguen a ese tipo de variación en la perspectiva, sino simplemente la evidencia de que para bien o para mal hay que alentar a la gente, ponerla en el asunto de las elecciones a como dé lugar, tanto porque ello conviene a esta democracia que no pasa de sus primarias etapas de transición, como a la actividad general de la comunicación social que se nutre tanto del tema polí­tico.

Habrá que ver si ese contagiado interés entre los comentaristas de prensa es suficiente para contagiar también a la población que sigue mostrando indiferencia y apatí­a. Es tan atí­pico el proceso que hasta ofrece el raro fenómeno de partidos sin candidato, cuando el nuestro ha sido siempre un paí­s de candidatos sin partido, pero ahora resulta que los partidos tienen que andar rogando a los aspirantes para que acepten una nominación. El tiempo dirá si la falta de interés es causa de esta campaña atí­pica o si la ausencia de entusiasmo se debe a la falta de propuesta atractiva e interesante de los partidos polí­ticos que parecen seguir lineamientos muy poco atractivos para un pueblo que poco a poco ha ido perdiendo la fe en que las elecciones puedan cambiar realmente el destino del paí­s.