Súbitas consideraciones heterodoxas


Luis_Enrique_Prez_nueva

Buscar explicaciones científicas en la religión es tan insensato como buscar consuelo en la ciencia; y los misterios de la religión pueden ser tan consoladores, como las explicaciones científicas pueden ser desconsoladoras.

Luis Enrique Pérez


Si errar es propio del ser humano, ¿entonces acertar es impropio de él? Empero, si acertar también es propio del ser humano, ¿cómo puede él tener propiedades incompatibles? Errar y acertar no son propiedades del ser humano. Son posibilidades de la acción humana.
    
     Una causa de que la humanidad prospere es que la inteligencia avanza y la estupidez retrocede, aunque se dificulte más el avance de la inteligencia que el retroceso de la estupidez.
    
     El escepticismo es una poderosa fuerza motriz del progreso de la ciencia. Y nunca será suficiente. El dogmatismo es una poderosa fuerza motriz opuesta. Y siempre estará acechante.
    
     Hay seres humanos que no tienen interés en comprobar que su opinión es correcta, sino sólo interés en exponerla y defenderla, y en que sea aceptada y hasta impuesta.
    
     Los pueblos no suelen tener ideología sino esperanza. Si están mal, tienen la esperanza de estar bien, con cualquier ideología; y si están bien, tienen la esperanza de estar mejor, con cualquier ideología.
    
     Hay una intolerancia ideológica benéfica. Es aquella que se resigna a sufrir a quienes discrepan. Hay una intolerancia maléfica. Es aquella que intenta eliminar a quienes discrepan.
    
     El optimismo que ignora el peligro es tan imprudente como el pesimismo que inventa el peligro.
     Quien cree que nunca puede acontecerle el infortunio que le ha acontecido al prójimo, comete un error. El acontecer del mundo no otorga privilegios.
    
     El envidioso se complace más por el mal que el prójimo envidiado pueda sufrir, que por el bien que él pueda disfrutar.
    
     Quien, en un oficio o en una profesión, se jacta de tener experiencia, no necesariamente tiene la mejor experiencia. Puede tener la peor experiencia, hasta peor que la inexperiencia misma.
    
     En el Estado, el bien común consiste en que todos los ciudadanos tienen el mismo derecho a procurar su propio bien. Ese derecho es el único bien que puede ser bien de todos, es decir, bien común.
    
     Algunos gobernantes preferirían condenar a muerte, no al asesino o al secuestrador, sino al evasor de impuestos, porque atenta contra el interés económico de ellos. Empero, preservan la vida del evasor porque sólo vivo podría pagar los impuestos evadidos.
    
     El gobierno es el mejor medio para procurar los peores males del Estado. La mejor medida del progreso político del Estado consiste precisamente en el grado de reducción del infinito poder malefactor del gobierno.
    
     Uno de los más grandes beneficios de la democracia es que si gobiernan los peores ciudadanos, por lo menos han sido electos; y entonces es menor la vergüenza de tolerarlos cuando la dignidad exige derrocarlos.
    
     El castigo tiene límites. La injusticia no los tiene. Pueden cometerse, entonces, injusticias que ninguna justicia podría castigar.
     La estupidez se ignora ella misma; y porque se ignora, no reconoce límites, y puede complacerse en la más absurda ilimitación, hasta creerse suma inteligencia o incomprendida genialidad.
    
     Post scriptum. Si todo fuera relativo, entonces habría algo absoluto: la relatividad misma…