Sube de tono la confrontación en el Congreso


Oscar-Clemente-Marroquin

Diputados del oficialismo y de las bancadas con las que se ha aliado para aprobar determinadas leyes, salvo el caso de la famosa aprobación de la Ley de Telecomunicaciones en las que todos se pusieron de acuerdo, aun los más acérrimos enemigos, fueron citados a la Casa Presidencial para analizar estrategias que permitan “destrabar” la agenda legislativa que se mantiene entrampada por la sucesión de interpelaciones que no tienen, ni por asomo, la finalidad de funcionar como instrumento de control parlamentario sobre la labor del Ejecutivo, sino que simple y sencillamente son un ejercicio para evitar que lleguen al pleno cuestiones importantes para el país.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


El tono de las preguntas y el fondo de lo que se indaga evidencia que no hay realmente un esfuerzo por hacer de las interpelaciones ese mecanismo tan peculiar del régimen parlamentario en el que se arrincona a los funcionarios para forzar al voto de censura.
 
 Algunos diputados dijeron, al salir de la reunión en la Casa Presidencial, que si había que llegar a la depuración, pues bienvenida la depuración del Congreso, en lo que sonó como una clara y frontal advertencia que el partido oficial le lanza a sus adversarios del partido Lider que tienen a su cargo las interpelaciones que hacen cola. Las más optimistas previsiones permiten suponer que llegará la Semana Santa y la agenda del Congreso seguirá entrampada porque no existe intención alguna de entrar a la discusión y análisis de proyectos que tienen dictamen de las comisiones respectivas. Es tal el problema que la Embajadora de la Unión Europea invitó al Presidente del Congreso y al jefe de la bancada del partido Lider a una reunión en la que hizo toda clase de esfuerzos por obtener un acuerdo que permita conocer el Acuerdo de Libre Asociación con Europa, tema que está tan estancado como tantos otros que son de interés nacional.
 
 El problema en realidad no es nuevo ni se trata de una innovación la que hace Lider para detener la agenda del Congreso. Ya en el pasado fue el mismo Partido Patriota el que se encargó de recurrir al mismo mecanismo para lograr idénticos fines y mientras no haya una reforma seria a la Ley del Organismo Legislativo para normar el ejercicio de las interpelaciones, cualquier formación política puede, sin complicarse mucho la vida, convertirse en rozadera para detener la aprobación de leyes.
 
 Ante la mención que se hace de una posible depuración del Congreso, que estoy seguro agradaría a mucha gente porque el descontento que hay contra los diputados se palpa en todos lados, yo insisto en que sería un ejercicio estéril porque al fin y al cabo puestos nuevamente a elegir lo tendríamos que hacer con base en las mismas reglas del juego existentes que han permitido a los partidos políticos llevar a esa clase de representantes al Organismo Legislativo. Mientras no haya una reforma al modelo de nuestra democracia y especialmente al tema de la financiación de los partidos políticos, los representantes seguirán siéndolo de sus partidos y de los grupos que los financian, pero jamás representantes legítimos y auténticos del pueblo de Guatemala que, teóricamente, les elige en las urnas.
 
 El problema es de enorme envergadura porque no es un partido el que causa el descalabro, sino que es la institucionalidad democrática misma la que ha sido secuestrada por un contubernio claro y abierto entre los grupos del poder fáctico con los miembros de la clase política para repartirse el jugoso pastel del erario. A la hora de la hora, como se vio con la Ley de Telecomunicaciones, ni siquiera las enormes brechas existentes entre partidos impiden el acuerdo cuando el mismo se ordena desde esas alturas del verdadero y gran poder.