Con dejo de alarma, aunque no de sorpresa, algunos diputados han dicho que está por producirse la mágica aparición de una nueva bancada de diputados independientes, con por lo menos once miembros, suficientes para garantizar al PP la mayoría necesaria para aprobar los préstamos y los bonos. Tal y como anticipó La Hora cuando en forma casi unánime todos los mal llamados partidos de oposición se apresuraron a rechazar el proyecto del Gobierno, todo era un juego para elevar el valor de los votos y ahora, según se desprende de la noticia, como que se llegó al precio para dar el siguiente paso.
Eso confirma plenamente nuestra tesis de que el rechazo inicial a los bonos y a los préstamos era apenas una forma de pujar a fin de hacer que el Gobierno destine buena parte de los más de tres mil millones de los bonos para pagar a los diputados que se pongan firmes. Al fin y al cabo, ese dinero es para pagar corrupción y entonces no hay en eso cambio alguno en el destino estipulado porque será cabalmente un soborno para asegurar el pago de otros sobornos.
No se requiere una cínica visión para asumir lo que está pasando en el Congreso sino simplemente un ligero conocimiento de la realidad, de nuestra historia y de la forma en que se cuecen las habas para hacer este tipo de vaticinios y acertar. Hubiera bastado preguntar a Serrano cómo era la práctica hace ya veinte años, cuando se cansó y terminó por cerrar el Congreso, para saber que la función legislativa se ha caracterizado por una especie de chantaje con extorsión, puesto que se adoptan posturas duras, en ciertos sentidos radicales, para luego negociar y ceder cuando se llega al punto de acuerdo económico.
Once diputados son suficientes para concretar el negocio y podríamos estar hablando de un poco más de once millones de quetzales que tienen que pellizcarse de los tres mil millones de los bonos. Moco de pava, en realidad, para lo que significa el gran negocio del pago de la corrupción porque, ha de saber también el lector, que en este tema sucede que además de lo que se reparten al firmar el contrato y al dejar pasar los mamarrachos de obra, también hay otro reparto a la hora del pago. De ese reparto saldrán los fondos para la subasta pública que se declaró abierta en el Congreso de la República con un solo postor, pero varios productos en venta en medio de lo que los economistas dirían que es una espiral de precios.
Minutero:
La lucha queda zanjada
entre nuestros diputados
con ciertos sobres cerrados
que forman nueva bancada