Su campaña con mi pisto


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En los últimos días la televisión nacional ha sido inundada por unos spots publicitarios financiados por el Gobierno de Guatemala. En ellos se puede ver en primer plano la actuación de un falso entrevistador dirigiendo una pregunta al presidente Pérez Molina. El actor pregunta ¿Señor Presidente por qué necesitamos hacer cambios en nuestra Constitución? Inmediatamente después en una toma más abierta, aparece una familia en pleno en su sala de estar observando la supuesta entrevista televisiva al mandatario.

John Carroll


Don Otto, de perfecto tacuche negro y coqueta corbata aqua responde sin pausa a la pregunta ensayada en tono campechano y chapinizado empezando con el clásico “fíjese que” continuando  con “nuestra Constitución tiene 18 años sin ser modificada”.  De pronto el rostro del padre de familia en la sala,  asienta repetidas veces con la cabeza en señal de “qué razón tiene mi General”.  Después el productor en aras de dirigir los esfuerzos del mercadeo a otros sectores de la sociedad, cambia a la atenta audiencia del mandatario por la de una familia de menos recursos en un ambiente más sencillo, con un televisor viejísimo pero que repite exactamente el mismo comportamiento que el de la familia acomodada. La madre también parece asentir,  mientras tortea frente a sus hijos, en señal de aceptación de los pobrísimos argumentos del mandatario para justificar la propuesta de reformas constitucionales.

Cierra el spot con una frase de don Otto que ya suena más a escusa que a justificación, “las reformas a la Constitución permitirán hacer los cambios que prometí”.  La salida del anuncio muestra el logo del Gobierno de Guatemala.

Fuera de la detallada descripción de los 15 segundos de spot y la calidad de la producción del mismo y aparte de si me parece o no el asunto de las reformas constitucionales que el gobierno central pretende poner en marcha después de la aprobación de los señores diputados del Congreso de la República de Guatemala, me parece una inmoralidad que el gobierno se gaste una barbaridad de plata para impulsar cambios en la Constitución que solo son favorables bajo el punto de vista del señor Presidente  y sus achichincles.

No considero que sea moralmente correcto que el gobierno central gaste recursos en promocionar ante el pueblo de Guatemala, una reforma que a todas luces es un engaño cosmético que lo único que permitirá es darle más facultades y poder a la clase política del país.

Pregunto qué pasaría si yo,  que estoy en desacuerdo con la reforma,  me presento a la Casa Presidencial el día de mañana y solicito que se me asigne una partida equivalente a la gastada por el mandatario para pagar por la publicidad de mi campaña contra la reforma.  Según yo, moralmente tendría derecho a solicitarlo, total, el dinero utilizado para pagar la campaña actual es de todos los tributarios, de los que están a favor, pero por supuesto también de los que están en contra.  Entiendo don Otto que quiera “socializar” su propuesta, es comprensible que informe a sus mandantes lo que pretende hacer pero el tinte publicitario de los spots dejan claro que más que informarnos lo que trata es de vendernos una idea y el costo de venta debiera de ser por cuenta y riesgo de los que desean convencernos de que los cambios que se proponen traerán beneficios para los guatemaltecos.

ONU: Da gusto señor Presidente saber que tiene los arrestos necesarios para hablar en la meca de los políticos supragubernamentales de la fracasada guerra contra las drogas en el mundo entero.  Creo sin embargo que lejos de esperar pacientemente a que los miembros de ese organismo se pongan de acuerdo si debemos de tomar una decisión unilateral porque es precisamente paciencia lo que le hace falta a las víctimas y familiares de esta sangrienta guerra del narco.  Es momento de pasar de la bulla a la propuesta.