Stuart Hall y Eliseo Verón: duelo en los Estudios Culturales y la semiología


Ramiro-MacDonald-2013

2014 arrancó la vida de Stuart Hall, primero, y de Eliseo Verón, después. Dos grandes teóricos de la comunicación que se quedarán para siempre. Dos privilegiados cerebros. Uno jamaiquino, el otro argentino. Uno en Inglaterra, el otro en Francia. Ambos aportaron, desde su especialidad, elementos fundacionales de una ciencia, que busca en la comunicología, la adecuada interpretación de la sociedad… que se construye desde mediados del siglo XX.

Ramiro Mac Donald


La clasificación de Hall de las interpretaciones de la audiencia en tres grandes formas, tiene estrechas similitudes con las predicciones derivadas de las teóricas cognitivas de la influencia mediada, a partir de los ´60. Según esta teoría, tres son las formas: la “lectura preferente”: la lectura del receptor es convergente con sus propias creencias y opiniones, es aceptado voluntariamente; la «lectura oposicional»: el mensaje es percibido como discrepante, es totalmente rechazado por el receptor. La «lectura de negociación»: (nombre que yo me atrevo a darle) son aquellos mensajes que caen más o menos en la zona media, ni son totalmente aceptados y tampoco totalmente rechazados, pero no nos son indiferentes tampoco.

Mulato alto y fornido, nacido en Kingston (Jamaica) Stuart Hall es un referente de los Estudios Culturales. Fue director del Centre for Contemporary Cultural Studies (CCCS) de Birmingham, entre 1968 y 1979. Formaba parte de los círculos de la Nueva Izquierda inglesa, críticos con la URSS y también del laborismo.  Hall creo junto al historiador E.P. Thompson y el sociólogo Raymond Williams, una de las revistas más influentes del pensamiento académico-político, que precisamente se llamaba Nueva Izquierda. Amigo personal de Richard Hoggart. Sociólogo, neomarxista.

Su obra más destacada fue Encoding and Decoding in the Television Discourse (1973), pero tiene por lo menos 12 títulos importantes. Y, si Hall es referente de los Estudios Culturales y Verón lo será siempre de la semiología. Su obra comprende por lo menos otra docena de títulos, entre los que se destaca: La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad (1988) Semiosis de lo ideológico y del poder (1995); Esto no es un libro (1999); Efectos de agenda (1999); El cuerpo de las imágenes (2001), recientemente había publicado  La semiosis social II. Ideas, momentos, interpretantes (2013)

     En el año 2011, yo escribí que Verón había fundamentado que el campo discursivo de lo político es una lucha entre enunciadores. Esto, evidentemente, implica  un enfrentamiento, una relación con uno o varios enemigos políticos. Para Verón, la enunciación política puede ser inseparable de la construcción de un adversario. Es decir, al emitir un discurso, el político siempre hace referencia a su adversario, sea evidente o en forma solapada. Crear o construir el adversario significa que todo acto de enunciación política supone necesariamente que existen otros actos de enunciación, reales o posibles, opuestos al sujeto de la enunciación. Y que esa enunciación buscará impactar a tres tipos de destinatarios, que son: protodestinatario, paradestinatario y antidestinatario.
    
Según la tesis de Verón, el protodestinatario, es aquel simpatizante del político. El paradestinatario es el receptor neutral del mensaje y el antidestinatario, es aquel que no simpatiza con las ideas del político. El primero, se puede considerar como un destinatario positivo, y el último, lo podemos calificar de negativo.  Por medio de sus mensajes, los políticos plantean sus propuestas a los públicos, mismas que son recibidas bien, por los destinatarios positivos (protodestinatarios) y mal por los negativos (antidestinatarios).

Las obras de estos dos teóricos, que se los llevó el primer semestre de 2014, como se nota, tienen una gran relación e incluso un gran parecido en sus planteamientos formales. Hall desde los Estudios Culturales y Verón desde la semiología. Ambos desde una comunicología que se construye a pocos. Su desaparición física nos conmueve, pero honramos su memoria.