Strauss-Kahn regresa sonriente


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Dominique Strauss-Kahn regresó ayer a Francia por primera vez desde que las acusaciones de intento de violación de una mucama en Nueva York desataron un escándalo que acabó con sus posibilidades de competir en las elecciones presidenciales francesas.

Por GREG KELLER PARIS / Agencia AP

Los fiscales estadounidenses retiraron posteriormente las acusaciones contra Strauss-Kahn, ex director gerente del Fondo Monetario Internacional, debido a dudas sobre la credibilidad de su acusadora.

Pero el asunto le costó su trabajo a Strauss-Kahn al frente del FMI y expuso su vida personal a un escrutinio mundial que manchó su imagen y dejó dividida a la izquierda francesa sobre lo que deberá hacer ahora. Su regreso a casa ayer, ampliamente cubierto por los medios de comunicación, reflejó cuán grande es su influencia nacional.

Sonriente y saludando con la mano en silencio, Strauss-Kahn bajó de un vuelo de la aerolí­nea Air France en el aeropuerto Charles de Gaulle de Parí­s, convertido en un hombre diferente de quien hace apenas cuatro meses era el favorito en las encuestas para derrotar al presidente Nicolas Sarkozy en las elecciones del año próximo.

Pocos esperan que Strauss-Kahn regrese pronto a la polí­tica francesa, pero sus seguidores estaban esperando ansiosamente su regreso después de tres meses de un drama legal en Estados Unidos, que vieron como injustamente hostil hacia él.

«Estoy conmovida. Siempre creí­ en su inocencia y tení­a muchos deseos de que todo esto acabara», dijo Michele Sabban, una compañera de Strauss-Kahn en el Partido Socialista, en declaraciones a la cadena de televisión francesa i-Tele.

La mayorí­a de los residentes de Sarcelles, un suburbio de clase obrera de Parí­s de donde Strauss-Kahn fue alcalde, se mostraron entusiasmados y contentos por su regreso.

«Me alegro por él. Es el fin de una pesadilla. Ahora… habrá que dejarlo tranquilo por un tiempo», dijo el residente Laurent Giaoui.

Strauss-Kahn, de 62 años, llegó a Paris procedente del aeropuerto JFK de la ciudad de Nueva York y saludó brevemente en la terminal de llegadas. Empujando un carrito de equipaje, se abstuvo de hablar ante la multitud congregada a su alrededor.

Lo acompañó su esposa, Anne Sinclair, una respetada ex personalidad de la televisión francesa, quien sonreí­a a su lado mientras policí­as antidisturbios lo protegí­an a él y rodeaban el área.

Los dos se dirigieron posteriormente a una de las casas de la pareja, en la Place des Vosges de Parí­s. La aglomeración de periodistas era tan fuerte que Strauss-Kahn tuvo problemas para llegar a la casa y abrir la puerta principal.

La última ocasión que trató de tomar un vuelo de Air France para partir del aeropuerto JFK, la policí­a obligó a Strauss-Kahn a abandonar su asiento en primera clase minutos antes del despegue para interrogarlo en relación con las acusaciones de la mucama, que aseguró que horas antes él la habí­a obligado a realizarle sexo oral y que trató de violarla.

Strauss-Kahn renunció a su puesto como director gerente del FMI. Pasó casi una semana en prisión, seis semanas de arresto domiciliario y cerca de dos meses tuvo prohibido salir de Estados Unidos. Finalmente, la fiscalí­a de Manhattan decidió retirar los cargos el mes pasado, al argumentar que dudaba de la credibilidad de la mucama, Nafissatou Diallo, una inmigrante de Guinea.

Diallo continúa defendiendo sus acusaciones a través de una demanda. Strauss-Kahn las niega.

Strauss-Kahn enfrenta en Francia otra investigación por presunto intento de violación a partir de las acusaciones de la novelista francesa Tristane Banon, quien dijo que él intentó abusar sexualmente de ella durante una entrevista en 2003. Strauss-Kahn ha calificado esas acusaciones de «imaginarias».

La madre de Banon, Anne Mansouret, dijo que el regreso de Strauss-Kahn a Francia «es algo bueno para la denuncia de mi hija, porque él tendrá que responder ante la policí­a».