En América Latina están soplando nuevos vientos a favor de los trabajadores, pero los mismos aun no llegan a Guatemala en donde persisten los atropellos a los derechos de la clase obrera, con salarios de hambre, despidos ilegales, falta de libertad de organización y permanente burla de las conquistas laborales.
En la víspera de la celebración del 1º. de Mayo, el Presidente de Venezuela, Comandante Hugo Chávez Frías, promulgó la nueva Ley Orgánica del Trabajo, que es una ley inexorable de protección a los trabajadores. Inexorable quiere decir, que no se deja ablandar o vencer por amenazas y otras formas de presión.
Se trata de una ley histórica sin precedentes en América, pues esencialmente amplía los derechos de los trabajadores. Algunas de sus más importantes disposiciones son la reducción de la jornada de trabajo semanal de 44 a 40 horas, la retroactividad de las prestaciones laborales, la inamovilidad en los puestos de trabajo por dos años para las madres de niños recién nacidos y liquidación doble de prestaciones en el caso de despidos injustificados.
Simultáneamente ayer entró en vigencia el incremento del 15% del salario mínimo para los trabajadores de Venezuela. En septiembre se producirá otro aumento para llegar a un total del 32%. El Canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que la nueva Ley del Trabajo es la primera normativa de transición al socialismo.
Mientras tanto, el caos económico producto del modelo neoliberal tiene hundida en la crisis a España y a otros países del Viejo Continente, poniendo en evidencia que el sistema capitalista se está derrumbando.
En el caso de España, el gobierno ultraderechista de Mariano Rajoy solo ha contribuido a aumentar el desempleo, a propiciar groseros recortes en los programas de salud y educación, además de castigar a los trabajadores con el cercenamiento de muchas de las prestaciones sociales. Ayer precisamente, miles de personas salieron a las calles de España a protestar por las medidas impopulares del Gobierno.
Por otra parte, en el marco de la celebración del Día del Trabajo, el presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció la nacionalización de la empresa transportadora de electricidad, que estaba en manos de un consorcio de capital español. Hace 16 años esa empresa fue privatizada en 40 millones de dólares, pese a que el Estado Boliviano había invertido en ella más de 100 millones de dólares. Esta compañía controla el 75 por ciento de la interconexión eléctrica en Bolivia.
Lo que están haciendo los bolivianos es la recuperación de algo que les ha pertenecido toda la vida. La nacionalización de la empresa es un acto soberano en beneficio del pueblo de Bolivia.