Sondeos dispares marcan estrategia


Preferidos. Los candidatos Nicolas Sarkozy (I) y Ségolí¨ne Royal encabezan los sondeos a dos dí­as de las elecciones.

Un aluvión de sondeos sin precedentes marcó el ritmo de esta campaña electoral francesa, cuyos candidatos hicieron y deshicieron discursos en función de sus resultados, a menudo contradictorios, alimentando la incertidumbre de cara a la primera vuelta del próximo domingo.


El peso de los sondeos, que inundan a diario las portadas de la prensa, es relativizado en público por todos los candidatos, tanto por los potenciales ganadores, que temen pecar de exceso de confianza, como por los perdedores, que no quieren desanimar a sus electores.

Pero su influencia es innegable. Más de 230 encuestas fueron publicadas en los últimos meses en los medios de comunicación y hasta en los ’blogs’ de Internet, además de las realizadas de forma confidencial por los partidos polí­ticos.

Los sondeos se han convertido en una «droga dura» para electores y candidatos, quienes «son los primeros en ajustar su estrategia e imagen» en función de los pronósticos, señala en un editorial el vespertino Le Monde.

Sin embargo, todo el mundo reconoce en Francia que las encuestas se equivocan. Prueba de ello, el paso del lí­der de extrema derecha, Jean Marie Le Pen, a la segunda vuelta de los últimos comicios presidenciales de 2002, tras eliminar al socialista Lionel Jospin, un hecho que no pudo predecir ni un sólo instituto de opinión.

En aquella ocasión, los sondeos pronosticaron la victoria del candidato de la derecha Jacques Chirac, quien finalmente fue elegido presidente en la segunda, y de Jospin.

A dos dí­as de la primera vuelta en Francia, las intenciones de voto son favorables al conservador Nicolas Sarkozy (27%-30%) y a la socialista Ségolí¨ne Royal (23%-25%).

El centrista Franí§ois Bayrou lograrí­a entre un 15 y 19,5% de los votos y Le Pen conseguirí­a entre un 13 y un 16%. Pero, después de la sorpresa de 2002, nadie pone la mano en el fuego de que este escenario se materialice el próximo domingo.

En primer lugar, el baile de pronósticos ha sido notable en las últimas semanas, con importantes oscilaciones para todos los candidatos, pese a que Sarkozy y Royal se han mantenido a la cabeza de los sondeos.

Por ejemplo, las últimas intenciones de voto para Bayrou varí­an de más de 4 puntos porcentuales, dependiendo del instituto que realizó la encuesta.

Esta falta de fiabilidad se ve reforzada asimismo por el gran número de indecisos, que superarí­a el 30% en estos momentos, y que podrí­a decidir su voto en el último momento.

Los electores, que sucumbieron también a la fascinación de los sondeos, sopesan más que nunca su elección en función del «voto útil».

Así­, muchos franceses del centro-izquierda se basarán en las encuestas para apoyar al candidato que pueda impedir que Le Pen repita su hazaña de 2002 o que Sarkozy se convierta en presidente de Francia.

Consciente de esta actitud del electorado, la candidata socialista reclamó esta semana el «voto útil y positivo» de los millones de indecisos.

Sarkozy, en cambio, trató de relativizar el impacto de los sondeos con el fin de no confiarse: «No serán ni las encuestas ni la prensa quienes elijan a los dos candidatos que pasarán a la segunda vuelta. Nada está decidido», advirtió.

Le Pen fue más allá al asegurar que los institutos de opinión son «incompetentes» y calificar de imposibles las intenciones de voto para Bayrou, quien le habrí­a robado el puesto de «tercer hombre» con respecto a 2002.

Muchos expertos pusieron en duda también la fiabilidad de estos estudios, cuestionaron su método e hicieron hincapié en los elevados márgenes de error y en el tamaño reducido de las muestras.

Tras la tempestad de sondeos, la calma. A partir de la medianoche del viernes, estarán prohibidas todas las encuestas y el domingo ningún sondeo a pie de urna podrá ser difundido antes del cierre de los colegios electorales a las 20H00 locales (18H00 GMT).

Sin embargo, esta obligación no incumbe a los medios extranjeros que podrí­an adelantarse a los resultados oficiales.