Un sondeo de percepción incluido en la investigación “Perspectivas y realidades de las mujeres que trabajan en la economía informal”, presentado ayer por la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), reveló un significativo reconocimiento por parte de las sociedades sobre los aportes de las trabajadoras que se desempeñan en el ámbito informal.
Los resultados señalan que una buena parte de la ciudadanía guatemalteca coincide en que las trabajadoras informales o por cuentan propia, contribuyen con el desarrollo de las economías, pues “se ganan la vida honradamente”, por lo que el Estado debería establecer más espacios para mejorar sus condiciones.
En relación con las mujeres cuentapropistas y su nivel de educación, el sondeo enfatiza que muchas no logran llenar los requisitos que piden las empresas, pero de alguna manera deben atender a sus familias; la mayoría de encuestados vincula el trabajo informal con bajos niveles de escolaridad.
La investigación también relaciona el trabajo de las mujeres en el sector informal con la prevención de la violencia y la delincuencia, pues mientras se ocupen de alguna forma, los territorios se mantienen libres de esas expresiones, especialmente cuando involucran a sus hijos e hijas en el apoyo de las tareas.
Sin embargo, ellas a su vez permanecen en escenarios vulnerables a la violencia basada en el género, particularmente son víctimas de acoso sexual, de extorsiones, de asaltos y de expresiones denigrantes y humillantes, destacan los resultados.
El trabajo informal es un medio inmediato al que recurren las mujeres para cubrir las necesidades básicas, pero para colocar un negocio formal se necesita mucho dinero, enfatiza otra de las percepciones de la ciudadanía, incluida en la investigación de ASIES.
Es por eso que el Estado debe proveer de condiciones esenciales, de infraestructura, de prestaciones laborales y de acceso al seguro social, afirmó Mirna Nij, de la Central de Trabajadoras del Campo (CTC), una de las fuentes citadas en la investigación.
Las trabajadoras informales usualmente están relacionadas con las siguientes áreas: la venta de alimentos preparados, de hortalizas, de frutas y otros productos alimenticios, asimismo se desempeñan como encargadas de misceláneas, tiendas y ventas de artículos de primera necesidad.
Ellas también comercializan ropa, cosméticos, productos de belleza, de limpieza, utensilios de cocina y zapatos por catálogo; uno de los problemas es que se encuentran en total desamparo respecto a las prestaciones de ley y a la seguridad social, concluye el sondeo.
De acuerdo con la publicación, por cada quetzal recibido por un hombre, la mujer gana 69 centavos en el área urbana y 63 en el área rural; además, las mujeres tienen menos acceso que los hombres al mercado laboral, pues el 41 por ciento de las guatemaltecas no tienen ingresos propios.