Mientras el señor Presidente anda por Cancún haciéndole el juego a los intereses transnacionales que a través del Plan Puebla Panamá, cuentan con abrir la nueva zona azucarera del norte y la facilidad de sacar los minerales y recursos naturales del noroccidente del país, hay señales de crisis que azotarán a la población, especialmente a la más necesitada que deberían de exigir del gobierno medidas de emergencia.
Las órdenes que vino a girar el emperador de cartón en su viaje a Guatemala fue claro: Aquí todo el mundo se pone a producir maíz y caña para impulsar la producción de biocombustibles, no importando si ello va afectar a millones de guatemaltecos que verán disminuidas, aún más, sus posibilidades de sobrevivencia. Y como siempre, mientras las políticas nacionales de «desarrollo», sigan amarradas a la sacrosanta voluntad de los intereses de los Estados Unidos, siempre nos agarrarán con los «calzones abajo» con sus decisiones.
Las noticias acerca del caos que está produciendo el incremento en la proyección de la siembra de maíz en ese país, dado la locura desatada por la fumada de Mr. Danger, de los biocombustibles, son preocupantes. Esta aumentó de 88.45 millones de acres en el año pasado, a 90.454 millones de acres en el presente 2007. Dados los jugosos subsidios y apoyos estatales para la producción de etanol, los agricultores estadounidenses están enloquecidos con la súbita derrama de dólares que ha caído sobre ellos. Derrame que también es aprovechado por las compañías que están detrás de su producción y que para variar son las mismas de siempre: Monsanto, Cargill, Chevron, DuPont etc., quienes ya son beneficiarios de los billones de dólares que el gobierno otorga para continuar con la investigación y producción de biocombustibles.