Solución de problemas


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Desde siempre ha sido imperativo a la humanidad llevar a cabo acciones relativas a la solución de problemas, sean estos sencillos como complicados. Para el efecto hacen todo género de esfuerzos a fin de solucionarlos. En las diferentes etapas los diversos estratos ponen en práctica sus mejores esfuerzos tras la búsqueda incesante de satisfacer el caso.

Juan de Dios Rojas


El desarrollo y crecimiento relativo implican siempre el surgimiento evidente de dificultades a paso gigantesco, urgidas de hallar en forma cortoplacista una salida conveniente y eficaz. Eso mismo pondrá fin a las molestias y rémoras generadoras de malestar, mayores riesgos e insatisfacciones que provocan hasta desvelos prolongados largo tiempo.

Hoy en día la problemática expone un perfil de grandes dimensiones en ese sentido, a causa de la expansión poblacional. Puesto que las necesidades son enormes a ritmo veloz, de esa suerte todo manifiesta deficiencias molestas. De ser objeto de medidas a propósito individuales en su favor, pasan a exigencias bárbaras dirigidas a las autoridades del gobierno.

Las mismas, según la jurisdicción respectiva, salen a flote con la tónica impaciente, de naturaleza fuera de las casillas, si es competencia de la municipalidad. Dejan aún mucho qué decir la falta de atención edilicia en ámbitos considerados siempre abandonados y sumidos en condición marginal. Su condición persiste urgida de lo indispensable sin temor a dudas.

También en la actualidad surgen de la noche a la mañana problemas dondequiera, todos con el denominador común de urgencia y necesario cada caso. De consiguiente los problemas en mención requieren mayor atención, lo antes posible, e incluso echar mano de otras acciones eficaces y completas a fin de hallar como una aguja en un pajar, la solución adecuada.

Tanto el Gobierno central como el municipal, tendiente a eficientar su atención inmediata a la problemática mayúscula, encuentran la salida al o los problemas que aquejan al vecindario, mediante préstamos bancarios internacionales, verdaderos paliativos, por cuanto a menos plazo vuelven rápido a escena, corregida y aumentada el caso vuelve a tener repitencia.

Sea como sea el asunto color de hormiga y sus consecuencias críticas, la solución de los problemas personales, familiares, comunitarios y referidos a las autoridades competentes o no, son una varita mágica, necesitan de una sumatoria de buena voluntad, responsabilidad absoluta, interés manifiesto; necesitan calidad, transparencia y notorio patriotismo.

Son objeto de rechazo, del índice acusador y un largo etcétera cuando los trabajos de solución de problemas pronto exhiben una pésima calidad. Representan los casos repudiables y de aplicar la ley a los pícaros si se embolsan millones contantes y sonantes de dineros mal habidos o por medio de cómplices denominados testaferros, auténticos malandrines unos y otros.