Sololá y yo (I)


Rafael Téllez Garcí­a

Hace 34 años el Partido Revolucionario me asignó la responsabilidad de reorganizar el gran Partido en el Departamento de Sololá, confiándome la tarea de agrupar a viejos lí­deres que allá luchaban desde hací­a muchí­simo tiempo atrás. El objetivo serí­a derrotar a las fuerzas conservadoras atrincheradas en ese departamento y cuyo predominio era absoluto. La Revolución habí­a sido vencida en forma permanente. Para muestra, fue el único departamento que votó en contra de la candidatura del doctor Juan José Arévalo, pese a la arrasante atracción popular del maestro. Confieso con sinceridad que yo únicamente conocí­a Panajachel y la cabecera departamental. Mi nombre era totalmente desconocido allá. En 1972 enfrentaba una difí­cil lucha interna como derivación de la derrota que el general Arana habí­a logrado, alejando al partido del poder en manos de Julio César Montenegro.

Como vestigios de la dirigencia departamental sololateca quedaba un pequeño grupo de luchadores entre ellos RICARDO Lí“PEZ PADILLA, consecuente Secretario General y don JULIO ALBUREZ. En esa lucha intestina eran los que tení­an la misión de visitar conmigo las decaí­das huestes del partido en la región. Dispuestos a prestarme su concurso ellos me manifestaron que era dificilí­simo obtener y ganar una elección, pues hací­a más de 26 años que no era posible una sola victoria. Como polí­tico desconocedor del medio, esta ayuda era valiosí­sima. El PR se encontraba totalmente derrumbado, sin organización partidaria y desconcertados por la derrota. Era fácil de suponer que el esfuerzo tení­a que ser titánico. Era un reto y habiéndolo aceptado con responsabilidad, el agrupamiento de los lí­deres imponí­a el primer paso. La campaña se circunscribí­a simplemente para que 19 municipios aceptasen llegar a la Convención Nacional a derrotar en esos dí­as indivisibles al querido compañero Gonzalo Yurrita Cuesta. Oponerse a la candidatura del licenciado Carlos Sagastume Pérez, que pretendí­a retomar la dirección del partido y quien era el abanderado de la lí­nea ortodoxa del partido legado por su hermano de lucha Mario Méndez Montenegro.

Un ligero estudio del Departamento me permitió saber: a) que allá se hablaban tres idiomas además del español, el tzutuhil, el quiché y el cahiquel; b) La inmensa pobreza del indí­gena explotado; c) la deprimente y terrible situación de los habitantes de la costa sololateca en la cual la mayorí­a de esa población es utilizada para el trabajo con bajo salario para las fincas; d) la monstruosidad del general Ubico, haberse encerrado parte del departamento, los municipios de Patulul, Chicacao, Santa Bárbara y otros de Suchitepéquez, que era en una palabra la columna vertebral en la vertiente económica de Sololá. La falta de vivienda, hospitales y escuelas; f) el grado de analfabetismo casi del 90 %; h) la oposición de la mayorí­a indí­gena de lograr el desarrollo y el despegue cultural; i) la intolerancia de dirigentes de aceptar financiamiento económico para obras de mejoramiento de hospitales; j) la falta de letrinización de los pueblos circundantes; k) la ignorancia de la planificación familiar; l) el departamento incomunicado; m) falta de electrificación en muchos poblados.

(Continuara)