Un joven amigo mío que lleva apenas cinco meses de casado, al tomar en consideración mi vasta carrera de experimentado marido, me preguntó cuáles son las mejores formas de entender a su esposa.
Pese a mi larga trayectoria conyugal, no estuve en capacidad de responder a tan peliaguda interrogante, por lo que acudí a mi amiga Mayra, una señora con mucho conocimiento de la vida marital, quien me envió un correo electrónico para que se lo reenviara a mi amigo, titulado «Verdadero significado de frases que las mujeres usamos», que yo lo comparto con mis contados lectores.
El mensaje contiene las siguientes enseñanzas para noveles maridos. Por ejemplo, «Ahí dejémoslo ahí», es una expresión que las mujeres usamos ?dice Mayra? para terminar una discusión en la que tenemos la razón, y que el esposo debería callarse la boca.
«Cinco minutos más», significa que si ella ?la esposa? se está vistiendo, todavía se llevará media hora para estar lista. Pero, al contrario, cinco minutos son sólo cinco minutos si la mujer le ha fijado al esposo ese tiempo para ver el partido de fútbol por la televisión, antes de ayudarla en alguna tarea doméstica.
«Nada». Esta sencilla e inofensiva palabra es la fase de calma que precede a la tormenta, puesto que significa que algo le está molestando, y usted, marido novato, debe caminar de puntillas, porque las discusiones que comienzan con «nada» usualmente terminan en «Dejémoslo ahí».
«Vamos; hacelo». Estas palabras dichas en labios de una esposa no es un solapado reto, jamás una autorización. No se atreva a hacer lo que está pensando.
Un profundo suspiro emanado de la garganta de su cónyuge, estimado marido de reciente ingreso al gremio conyugal, en realidad es una palabra; es una afirmación no verbal que los maridos muchas veces malinterpretan. Un suspiro hondo significa que ella piensa que usted, joven cónyuge varón, es un idiota, y ella se pregunta por qué está malgastando su tiempo paradota allí, frente a usted, discutiendo al respecto de «nada» (retroceda unos párrafos para saber el significado de «nada»).
«Está bien». ¡Cuidado! Estas dos palabras encierran la afirmación más peligrosa que una mujer le puede decir a un hombre. Una esposa a su marido, pues. Significa que ella quiere tomarse su tiempo, para pensar antes de decidir cuándo y cómo va a pagar usted, bisoño esposo, su garrafal equivocación.
«Gracias». La esposa sencillamente le está agradeciendo. No halla nada oculto, aparentemente. Usted no haga preguntas ni se desmaye. Sólo diga «no hay de que», aunque ignore la causa por las que su costilla le está agradeciendo.
«Lo que sea» Estas tres inofensivas palabras, es la forma de una esposa de decir «Después veremos quién tiene la razón».
«No te preocupés; yo lo haré». Esta sí que es una afirmación que entraña una futura acción sumamente grave. Quiere decir que ella, su esposa, va a hacer algo que le ha estado pidiendo varias veces y usted se ha estado haciendo el baboso. Estas palabras tendrán sus nefastas consecuencias, porque más tarde, cuando usted la note con el ceño fruncido y le pregunte qué le pasa, ella responderá con la palabra que inicia el quinto párrafo de este mensaje, «nada».
(Romualdo Célibe afirma que Eva era muy celosa. Todas las noches que su marido Adán volvía a casa en la colonia El Edén, cuando él se dormía ella le contaba las costillas).