Sólo «chulo» no le dicen al diputado Crespo


Con frecuencia ingreso al sitio Web de La Hora para leer comentarios a mis artí­culos y a los de mis colegas, que escriben lectores de este diario. En algunas ocasiones he leí­do elogios a los temas que abordo, en otras oportunidades encuentro crí­ticas fundamentadas y a veces los comentarios incluyen pesada carga visceral.

Eduardo Villatoro
eduardo@villatoro.com

En el caso del artí­culo que publiqué el lunes anterior acerca del ocaso del FRG y el posible futuro del diputado Arí­stides Crespo, los comentarios están plagados de calificativos de diversa í­ndole, desde los más inocuos hasta los que son claramente ofensivos contra el dirigente polí­tico.

Para mis lectores que no leyeron las ácidas crí­ticas contra Crespo le comparto resumidamente la opinión de algunos de los que escribieron a la página Web de este medio. Comienzo con don Alfonso Villacorta, quien dice que ya conoce el pasado de Crespo, pero «ahora sólo me queda saber por qué ha llegado tan alto, porque aún no le he visto atributo alguno».

El señor Erick Sarvelio Orozco asevera que a «Crespo, como polí­tico, siempre se le ha visto una actitud atí­pica (respecto) al FRG» y ahora debe pensar que es el momento de abandonarlo, después de que «se ha podido servir de ese partido»; mientras que el lector Julio Zamora es afrentoso y racista en su apreciación, al afirmar que ese dirigente del FRG «Se inició en el crimen organizado. Con rasgos del indio que quiere volverse resbaloso, arrastrado, traidor y ascender en la escalera del estiércol polí­tico, ese quishpinudo fue a acomodarse en el retrete polí­tico más hediondo: el FRG». Agrega palabras más ofensivas que opto por no publicar.

Laynez Cuc revela que en un restaurante de la zona 10 se habrí­an reunido diputados del FRG fieles a Crespo con el ex presidente Portillo, y añade que no cree que el congresista eferregista se una al general Otto Pérez Molina «porque sabe que es un proyecto perdedor y lo único que mantiene (al lí­der del Partido Patriota) es la esperanza de un golpe de Estado»; pero confí­a en que los jóvenes del paí­s puedan «unirse en torno a Sandra Torres»

Don Aní­bal Pérez indica que Crespo es «el más cuerudo, el más persistente, el más hablador, el más mentiroso, el más necio» y añade otros epí­tetos que no repito; en tanto que el señor José López me reclama: «Primero con los niños í­ndigos y ahora con Arí­stides Crespo. ¿Qué demonios está fumando usted»

El lector Jorge Mario Monroy Leiva asevera que el diputado Crespo se retira del FRG después de «descubrirse los desfalcos millonarios de Portillo», mientras que un correo a mi buzón, el jurista Arturo Martí­nez Gálvez señala que el único mérito de Crespo es ser «perro fiel» de Rí­os Montt y afirma que «ese pobre infeliz» es un ignorante de Derecho Constitucional, pese a los años de ser diputado.

El lector Julio Pereira afirma que Crespo era un maestro provinciano que salió hacia México y a su retorno «se alineó con Donaldo ílvarez Ruiz» (ex ministro de Gobernación), y después de otros señalamientos muy graves, termina diciendo que «el futuro de Arí­stides Crespo es el bote», si se le comprueban supuestas violaciones a los derechos humanos.

En fin, sólo «chulo» no le dicen a Crespo.

(El lí­der polí­tico Romualdo Tishudo llega tarde a una reunión de su partido y como no encuentra estacionamiento clama: «Dios mí­o, consí­gueme un lugar para el carro y te prometo que ya no mentiré ni engañaré». Providencialmente aparece un sitio para estacionar, y el dirigente dice: «Ya no te preocupes, Señor, ya encontré uno»).