Hace un año nos encontrábamos en campaña política, en el apogeo de la carrera por conquistar la guayaba, por posicionarse en el hueso más deseado de este país de corruptos. En ese entonces se escucharon las promesas más fabulosas de todos los tiempos, unas con inteligencia y otras con dureza, en fin los candidatos nos pintaron un futuro de lo más bello, un país que se arreglaría en unos cuantos días.
Hoy a medio año de que el partido ganador tomó posesión, nos volvemos a dar cuenta que nos han engañado, que cada vez es más dura la vida, que los precios altos nos están dejando sin aliento, que todas esas palabras que nos metieron a base de canciones que llegaron a saturar los medios de comunicación masivos, sólo sirvieron para beneficios de unos cuantos.
Que mientras el pueblo se muere de hambre, porque no tienen para alimentarse, en Palacio Presidencial, Ministerios, Secretarías y demás, se sirven los más finos banquetes, que mientras en las calles caminamos con temor por la violencia que impera en nuestro país, los altos funcionarios cuentan con un enorme ejército de guardaespaldas.
Que triste es darse cuenta uno como joven que nos han visto la cara, que el SEí‘OR PRESIDENTE sólo nos dio CASACA POLITIQUERA, que triste es saber que en este país no hay futuro, sólo si se tiene «cuello», que las posibilidades de salir adelante son bajas, que la corrupción, el venderse al mejor postor son la carta de presentación.
Como se sentiría Manuel Colom Argueta, de ver a su sobrino convertido en un politiquero, que para llegar al lugar que ocupa, sólo dio CASACA POLITIQUERA, mientras el sí fue un verdadero combatiente, con acciones no con palabrerías.
Entre sus discursos electorales, dijo que no realizaría tantos viajes como sus antecesores y que me acuerde a cada rato anda en un país diferente, que la violencia sería disminuida en unos meses y cada vez va más en aumento, que lamentable que llegara al poder y nos demos cuenta que sólo dio CASACA POLITIQUERA.