Cerca de la escuadra, un joven con la piel tatuada que afirma haber pertenecido al ejército hondureño, enseñaba a sus soldados cómo salir corriendo, dar una vuelta en el aire y sacar la -inexistente- pistola para disparar al enemigo, antes de tocar tierra con los pies.
«Es un ejercicio para esquivar disparos» en un eventual ataque, explicó el entrenador de piel morena, que no quiso ser identificado, igual que el resto de los «soldados».
Tras observar la pericia, un campesino hondureño de aproximadamente 50 años quiso imitarlo, emprendió una larga carrera sin decidirse a despegar, hasta que por fin dio una esforzada vuelta en el aire y cayó pesadamente al suelo, aunque sin sufrir daños mayores.
«Esta bien, está bien», lo elogiaba el entrenador, mientras los otros miembros más jóvenes de la escuadra comentaban la maniobra entre divertidos y entusiasmados.
Estas escenas se repetían en un campamento levantado en la región fronteriza de Nicaragua con Honduras donde partidarios del depuesto presidente Manuel Zelaya empezaron a prepararse ayer para conformar una milicia.
Las actividades se realizaban dos días después de que Zelaya anunciara que piensa volver a Honduras acompañado por un «ejército popular», que integraría con el aval del presidente nicaragí¼ense Daniel Ortega.
Unos 300 seguidores del derrocado presidente habían llegado al pueblo fronterizo de Ocotal, 226 km al norte de Managua, para unirse a su presidente y llevarlo de regreso al poder.
«Todos los golpistas abajo!», «El que no corre es golpista», exclamaban a coro, mientras otros, entre los que se encontraba una mujer, trataban con esfuerzo de cumplir la orden de caminar a toda marcha en cuclillas.
La muchacha, un poco pasada de peso, avanzó con dificultad medio campo hasta que los hombres la dejaron atrás, luego se le entumecieron las piernas y desistió de seguir el ejercicio, para continuar con un largo ciclo de abdominales.
El pelotón estaba conformado en su mayoría por hombres jóvenes de contextura fuerte, pero un poco fuera de forma, mientras otros correligionarios los observaban de cerca.
«Hey! aquí se viene a entrenar», se mofaba un delgado adolescente que aspira a integrar el futuro ejército zelayista, mientras corría frente a los compañeros que eludían los ejercicios.
Según los dirigentes del grupo asentado en el lugar, los entrenamientos militares se realizan en varios puntos de la frontera entre Nicaragua y Honduras, con partidarios del depuesto mandatario.
La mayoría, sin embargo, había salido el viernes de Ocotal, aparentemente de regreso a sus casas, aunque los allegados de Zelaya insistían en asegurar que una parte de los zelayistas había sido trasladada a una finca aledaña llamada Las Colinas.
Fausto, el cuidador de la finca, dijo que los partidarios de Zelaya no habían llegado a ese lugar, pero que trataban de alquilar unas tierras cercanas a la carretera que se dirige hacia el puesto fronterizo Las Manos, donde Zelaya hizo días atrás una fugaz incursión en territorio hondureño, para instalar carpas de campaña.
Según denuncias del congresista opositor de Nueva Segovia, Carlos Gadea, los hondureños están siendo entrenados de manera clandestina en fincas de la zona, con fondos venezolanos.
La versión, sin embargo, no ha sido confirmada ni negada por autoridades civiles o militares de Nicaragua.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, lanzó ayer una advertencia de que esta preparado para defender al país de una eventual agresión ante la crisis institucional que vive Honduras.
«Si quieres la paz preparate para la guerra. Precisamente para evitar la guerra hay que prepararse para aquel que piense que puede venir a Nicaragua a darse un paseo», dijo Ortega durante la celebración del 30 aniversario de fundación de la Fuerza Aérea.
El mandatario dijo que «no tiene ningún sentido lanzarle ninguna agresión a Nicaragua» porque cuenta con un ejército calificado y dispuesto a defender la soberanía de la patria.
Ortega llamó a los militares hondureños a que «no se dejen arrastrar por la política belicistas de los golpistas que nunca han tomado un fúsil» y les instó a ser un factor determinante para superar la crisis creada tras el golpe de Estado.
Nicaragua ha acogido al depuesto presidente de Honduras Manuel Zelaya que se ha establecido en la ciudad de Ocotal, cercana a la frontera con Honduras para organizar lo que él llama una «resistencia pacífica» para recuperar la Silla Presidencial.
Cerca de un centenar de hondureños que formarán parte de uno de los pelotones del «ejército popular» de Zelaya, comenzaron este viernes a entrenar en territorio nicaragí¼ense, cerca de la frontera con Honduras.