Soderling, nuevamente en la final


Robin Soderling repitió la hazaña de llegar a la final de Roland Garros, al eliminar a Tomas Berdych en cinco sets. FOTO LA HORA: AFP PATRICK KOVARIK

El sueco Robin Soderling, quinto favorito de la prueba y finalista en 2009, venció por 6-3, 3-6, 5-7, 6-3 y 6-3 al checo Tomas Berdych (N.15), hoy en el court central Philippe Chatrier de Roland Garros, y volverá a disputar la final del Abierto de tenis de Francia.


«Tomas jugó muy bien y pegó muy bien. No me dio muchas oportunidades y me obligó a jugar muy contra la lí­nea de fondo. Creo que tuve mala suerte en el segundo set, pero después jugué mejor», destacó el nórdico tras el largo duelo.

«Â¡Es algo increí­ble! Cuando volví­ este año a Roland Garros pensé sólo en pasar la primera ronda y ahora, dos semanas más tarde, estoy de nuevo en la final. ¡Muchas gracias a todos!», añadió.

En la final dominical, el sueco enfrentará al ganador de la otra semifinal que, en el siguiente turno y en el mismo escenario, disputan el tetracampeón en Parí­s, el español Rafael Nadal (N.2) y el sorprendente austriaco Jurgen Melzer (N.22).

«Nadal y Melzer, los dos son muy buenos jugadores. Quiero jugar con el mejor (…) Estoy muy cansado después de este partido, pero aún me quedan energí­as», avisó el vencedor.

El duelo comenzó parejo, con ambos jugadores apoyándose en la potencia de su servicio. Pero, en el sexto game, muy disputado, Soderling logró hacer el «break» a Berdych y, con su saque colocarse 5-2, y ya más tranquilo cerrar la primera manga en 6-3 tras minutos en la cancha.

Los puntos eran largos y a los dos tenistas les costaba cerrarlos, a pesar de que también hubo algunos juegos «en blanco».

Soderling y Berdych tienen estilos de juego bastante similares, y llegaban precedidos de una fama de tenistas de «saque-volea», pero, el nórdico, de 25 años de edad, empezó a cambiar el suyo hace más un año atrás y ahora está en la élite del «Top-ten» de la ATP (N.7), mientras que Berdych, de 24 años, es aún considerado una eterna promesa, y se encuentra en el puesto N.17 de la lista del circuito profesional.

«El momento clave del partido para mí­ fue en el primer set, cuando perdí­ mi servicio. Fue importante porque después tuve dos oportunidades de hacer el «break» en ese set, y eso podrí­a haber cambiado el partido (…) Traté de disfrutar al máximo. No me sentí­a nervioso. Esto, precisamente, divertirme, me permitió alcanzar las semifinales», dijo el perdedor.

Entre ellos se han enfrentado en ocho oportunidades desde 2005, cinco sobre superficie dura, dos en arcilla y otra en césped, y Soderling domina el mano a mano 5-3.

Sin embargo, el checo ganó en la primera y última ocasión en que se vieron las caras en un court, la más cercana en las semifinales de Miami de este año, instancia en la que el jugador oriundo de Valasske Mezirici ganó por un doble 6-2. Hasta esta ocasión sólo habí­a llegado a cuartos de final en los cuatro torneos del Grand Slam.

La segunda manga comenzó parecida a la primera, pero a diferencia de ésta, fue el checo el primero en golpear al quebrar el saque del sueco en 3-1, después que éste estuviera cerca de lograrlo en el game anterior, luego cada uno lo mantendrí­a hasta terminar 6-3 en 39 minutos.

El nórdico, verdugo de Rafael Nadal y de Roger Federer este año, parecí­a ofuscado y el centroeuropeo mantení­a la calma. Y, así­ no extrañó que el último hiciera el «break» en 2-1 en el tercer set, pero, recuperándose, el primero logró el quiebre en 3-3.

Berdych se mostraba más eficaz subiendo a la red, pero Soderling se mantení­a muy sólido en su juego desde el fondo colocando bolas muy difí­ciles, pero, de manera sorpresiva, el primero logró el quiebre en 6-5 y llegó a 7-5 en 54 minutos. La sorpresa planeaba sobre Roland Garros.

El cuarto set comenzó cerrado, pero Berdych hesitó en el sexto game y perdió su servicio (4-2 abajo), por lo que Soderling se lo llevó por 6-3 en 40 minutos y poniendo el marcador general en 2 sets a 2.

La quinta y definitiva manga comenzó con un «break» del nórdico, que el checo retrucó en 1-1 gracias a las numerosas faltas directas del rival. No obstante, éste volvió a quebrar en 4-3 para después ganar con 6-3 y nuevo «break» en 3 horas y 27 minutos de partido y 42 minutos de parcial.

El encuentro fue largo, por momentos un poco tedioso, pero se vieron algunos golpes de alta factura.