Tuve el honor de ser invitada por la Junta Directiva de la Sociedad Dante Alighieri, presidida por el Cavaliere Giovanni Caridi, para presentar uno de los actos más importantes de la institución durante el año: la celebración del Día de la Madre con el recital titulado «Un pensamiento para ti». Se realizó el día viernes 14 de mayo de 2010 en las instalaciones del Club Italiano en la Ciudad de Guatemala, con la colaboración de la Cámara de Comercio e Industria Italiana, la Asociación Italiana de Beneficencia y la Asociación de Damas Italianas. Este año 2010, con motivo de cumplir la Sociedad Dante Alighieri 50 años de fundación, fue creada la distinción «Madre del año», inspirada en los siguientes versos del canto XXXIII del Paraíso de Dante Alighieri: «Tu bondad no sólo socorre/ al que te implora/ sino que muchas veces/ se anticipa a la súplica.» El reconocimiento de este año fue otorgado a la señora Josefa Quezada de Liano, madre del escritor Dante Liano. La distinción consiste en una hermosa placa que contiene un reloj, que simboliza la clepsidra de la gestación, madre de cada uno de los seres humanos en el tiempo eterno de los días, inquietud que doña Josefa expresó en su discurso de la siguiente forma: «He tenido cinco hijos, cuyo corazón está repartido entre Italia y Guatemala, y sé bien lo que significa el trabajo de una madre. Es un trabajo escondido, poco visible, poco reconocido. Y sin embargo, es un trabajo duro, comenzando por el punto de vista físico. Hay que levantarse temprano y acostarse tarde, no conoce días festivos ni horas extraordinarias, porque todas las horas son de servicio y dedicación. De la misma manera, una madre tiene que improvisar muchos oficios: la madre es la primera educadora y tiene la responsabilidad del futuro de sus hijos; también somos enfermeras y prestamos siempre los primeros auxilios; somos estudiantes, otra vez, cuando nos toca ayudar a los hijos con las tareas; somos sicólogas naturales, porque ellos vienen cuando tienen penas y dudas; somos abogados, al defender a los hijos siempre, aun cuando no tienen razón… agradezco este homenaje, que quisiera dedicar a todas las madres aquí presentes, que conmigo comparten y han compartido, sufrimientos y alegrías, dolor y dicha, y sobre todo, la suprema satisfacción de haber hecho siempre, aún equivocándonos, nuestro deber.» Luego surgió la música con los alumnos laureados de la Academia de Bárbara Bickford y Henry Comber: la mezzosoprano Vicky Castillo y el tenor lírico Benny Torres, quienes manifestaron en su hermoso canto libertad expresiva, que define su estilo e identidad. Los acompañó el maestro Vinicio Quezada, quien ejecutó el piano con particular serenidad y ecuanimidad. Agradezco, además, al maestro su cordialidad y fineza hacia mi persona; a Vicky Castillo, la mención que me dedicó con tanto cariño, y a Giovanni Caridi, quien gentilmente me solicitó leer mi poema «Vientre eterno», dedicado a mi señora madre, la insigne literata María del Mar: «Sea el Universo/ travesía cósmica/ claustro infinito/ vientre eterno/ burbuja de paisajes/ espirales ascendentes/ en el despertar de los astros./ Muda, ciega/ inconsciente/ intuyendo un tiempo/ sin dueño/ -no mío-/ vivo dentro del vientre eterno./ Triste, huraña/ sin pasado ni futuro/ sin creencia y apenas existencia/ arrullada en el punto central/ me gesto en el vientre eterno./ Taciturna, débil/ flotando sin destino/ crisol, tormenta/ agua pacífica/ pálida y volátil/ soy dentro del vientre eterno./ Nacarada conciencia/ vibraciones de perlas cayendo/ siento el alma/ respiro/ y el viento me habla…/ inverso cronómetro/ supremo tiempo/ vientre eterno/ sea el infinito, sea el Universo.»