Socialistas pierden fuerza


Elecciones. El Primer Ministro de Luxemburgo Jean-Claude Juncker (D) junto con la candidata socialista.

El lanzamiento de la campaña del candidato de derecha francés Nicolas Sarkozy ha provocado una gran inquietud entre los socialistas, que dudan sobre la estrategia de su aspirante a presidente, Ségolí¨ne Royal, que empieza a perder terreno en los sondeos.


Según una encuesta publicada esta semana, si la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, prevista el 6 de mayo, se celebrara en este momento, Sarkozy conseguirí­a un 52% de los votos y Royal, un 48%, un resultado que invierte la tendencia mostrada por los electores en sondeos precedentes.

Elegida a mediados de noviembre por los afiliados del partido, Royal fue hasta ahora reina de los sondeos y protagonista indiscutible de esta pre-campaña, tanto dentro como fuera de Francia.

Con la triunfal elección de Sarkozy, el domingo, como candidato del partido UMP (derecha en el poder), en un show mediático impresionante, que dio paso al inicio inmediato de su campaña, Royal ha perdido «la ventaja que habí­a adquirido» y su gran rival podrí­a «marcar el ritmo» de los acontecimientos a partir de ahora, temen sus compañeros de filas.

Además, las diferencias entre Royal y los lí­deres socialistas han sido evidentes en estos dí­as.

Estas divergencias son especialmente delicadas ya que el primer secretario del partido, Franí§ois Hollande, es el compañero sentimental de la candidata y el padre de sus cuatro hijos.

«Una falta de entendimiento cordial», resume el diario Liberation, asegurando que la pareja «rema en direcciones opuestas» en este momento.

La cacofoní­a entre Hollande y Royal es patente desde la semana pasada, cuando el primer secretario socialista pidió subidas de impuestos para los ciudadanos que cobren más de cuatro mil euros netos por mes (5.165 dólares), una propuesta que disgustó a Royal, quien recordó públicamente a su marido el deber de consultarla antes de realizar este tipo de declaraciones.

«Royal y Hollande miran en direcciones totalmente opuestas y esta situación preocupa cada dí­a más a los franceses de izquierdas», agrega Liberation.

Reivindicando su condición de «mujer libre», la candidata parece además poco dispuesta a plegarse a las directrices del partido y lleva a cabo su campaña rodeada de un cercano grupo de colaboradores ajenos a la estructura de la formación.

«Tras la elección de Royal como candidata, hemos sido un poco caóticos. Hay que volver a una fase más coordinada», admitió Stephane Le Foll, portavoz de Hollande.

Mientras tanto, la candidata todaví­a no ha presentado su programa electoral y sigue recorriendo Francia para «escuchar las demandas de los ciudadanos».

«Hay que mantener el ritmo que he dado a esta campaña y así­ será. En la izquierda, no estamos intentando mostrar una unidad ficticia, sino que pretendemos reunir a las personas pero respetando su autonomí­a y su originalidad», declaró Royal en una entrevista a la radio.

Para debilitar más a los socialistas, que en las anteriores elecciones presidenciales, en 2002, no consiguieron pasar de la primera vuelta, una humillación que sigue sintiéndose hasta hoy en sus filas, la derecha comenzó sus «golpes bajos» de campaña.

La pareja Royal-Hollande fue acusada de evasión fiscal con respecto al impuesto que grava las fortunas en Francia, por un diputado de la UMP.

Calificando el método de «difamación insoportable», Royal hizo pública su declaración y mostró que pagaba esta tasa como corresponde, mientras Hollande presentaba una denuncia contra el autor de las acusaciones.

«Es un episodio odioso pero las ’bombas fétidas’, como decí­a el general Charles De Gaulle, forman parte de las campañas presidenciales francesas desde 1969», lamentó el vespertino Le Monde hoy.