Más de 200 mil socialistas escogerán el jueves entre tres aspirantes a su candidato para las presidenciales del 2007, una votación interna en la que Segolene Royal es la gran favorita, aunque corre el riesgo de verse arrastrada a una peligrosa segunda vuelta si no logra la mayoría absoluta.
En la recta final de la campaña para estas elecciones, un ejercicio de democracia inédito en Francia que recuerda enormemente a las primarias estadounidenses, los tres candidatos socialistas han multiplicado sus mítines y entrevistas, las declaraciones explosivas y las críticas a sus adversarios.
Según las últimas encuestas de opinión, Royal, de 53 años, cuenta con más de la mitad de las intenciones de voto, muy por delante de sus dos adversarios: el ex primer ministro, Laurent Fabius, de 60 años, y el ex titular de Economía, Dominique Strauss-Kahn, de 57 años.
No obstante, en estos sondeos no se ha entrevistado necesariamente a los afiliados del partido, que son los únicos que votarán el jueves y según los expertos, podría ser necesaria una segunda ronda, el próximo 23 de noviembre, ya que la favorita tal vez no consiga la mayoría absoluta.
«No debe haber una segunda vuelta. Es necesario lograr el mayor impulso posible desde la primera ronda para poder enfrentarnos a Nicolas Sarkozy en el futuro», opinó Arnaud Montebourg, portavoz de Royal.
El responsable se refería al ministro de Interior y líder de la UMP (en el poder), que se perfila como el gran candidato de la derecha para estos comicios.
Desde principios de noviembre, Royal, diputada y presidenta regional, vio cómo su popularidad fulgurante se erosionaba ligeramente. Pese a ello, para el conjunto de franceses, sigue siendo la única política con capacidad de derrotar a Sarkozy en las elecciones de abril y mayo del 2007.
Esta diputada desea encarnar un nuevo socialismo en un país donde los dirigentes parecen estar cada día más lejos de los problemas reales de los ciudadanos, un abismo que quedó de manifiesto en los violentos disturbios en los suburbios de París o las multitudinarias manifestaciones contra un contrato juvenil lanzado por el gobierno hace algunos meses.
Sin embargo, Royal, que podría convertirse en la primera presidenta de la historia de Francia, ha sido blanco de duras críticas lanzadas por sus dos rivales, por los viejos barones del socialismo francés y por parte de la derecha en el poder.
Todos ellos la acusan de ser populista, de carecer de experiencia internacional y de representar un socialismo peligrosamente inclinado a la derecha.
«Sería paradójico que los militantes eligieran a «un candidato que defiende posiciones que contradicen totalmente el proyecto del partido», declaró Fabius esta semana.
Ajena a estas críticas, la política considera que tiene el apoyo suficiente para sustituir al actual presidente, Jacques Chirac, en el poder desde 1995, sobre todo en un momento en que la política comienza a tener nombre de mujer en países como Chile, Alemania e incluso Estados Unidos.
No obstante, consciente de haber mostrado sus puntos más débiles durante los recientes debates frente a sus dos adversarios, Royal se mostró más agresiva esta semana, cuando volvió a defender las bases de su campaña, como la democracia participativa o la polémica propuesta de los jurados ciudadanos para evaluar la gestión de los poderes públicos.
«Siento que algo fuerte, algo impresionante va a ocurrir, un nuevo mayo de 1981. Vosotros conseguís que resista. Cada día me digo que esto es un milagro», declaró Royal el lunes en un mitin en París, refiriéndose a la victoria del presidente socialista Franí§ois Mitterrand en 1981.
La UMP, principal fuerza política de Francia, elegirá a su candidato a principios de 2007 en un congreso en el que votarán los afiliados a la formación.
Sarkozy se despunta como el gran favorito, aunque Chirac, todavía no ha aclarado si volverá a ser candidato, una posibilidad remota según los expertos.
Los franceses elegirán un nuevo jefe de Estado para los próximos cinco años el próximo 22 de abril y celebrarán una segunda vuelta el 6 de mayo.