Juan Maquín Caal, de 81 años, narró ante el Tribunal de Mayor Riesgo A los hechos acaecidos el 29 de mayo de 1978, día recordado por la población como el día de la Masacre de Panzós, Alta Verapaz.
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Esta es la segunda declaración en anticipo de prueba que escucha el Tribunal con el fin de obtener los nombres de los presuntos responsables de la matanza de más de 35 personas.
El testigo empezó su relato diciendo que la familia Max, con el aval de autoridades del Instituto Nacional de Transformación Agraria (Inta), reclamaban las tierras de los comunitarios y que si deseaban conservarlas debían de pagar 175 quetzales anuales, cifra muy elevada para ese entonces, por lo que la población se organizó para demandar que el Inta rebajara el costo de las tierras a la cifra acordada anteriormente, ante la alcaldía del municipio.
El narrador junto con su madre acudieron a entregar una carta otorgada por el Instituto a la Municipalidad, pero la construcción estaba rodeada por efectivos militares, quienes los atacaron una vez había entregado la mencionada carta.
“Don Juan vio que se cayó su mamá, en ese momento don Juan salió corriendo empujando a otro señor, dando vuelta a la iglesia y se fue corriendo hasta encontrar unos lugares pantanosos y allí fue a esconderse, por eso se salvó”, indicó el intérprete.
Caal, habría vivido durante cuatro años caminando por los bosques de los cerros, alimentándose de monte.
Finalmente, con la ayuda de un agricultor el testigo pudo encontrar un lugar en donde refugiarse, de donde, según aseguró, jamás se ha ido por temor.