Sobre un artí­culo de un libro


Alfonso Bauer Paiz.

En el Suplemento de la Hora del 9/1/2010 el Sr. Eduardo Blandón escribe comentarios relacionados con el libro «MASCULINO Y FEMENINO- Claves de la sexualidad», cuyo autor es el zoólogo inglé, Desmond Morris, y concluye sugiriendo que «para iniciar bien el año 2010», recomienda su lectura. No estoy de acuerdo con esa sugerencia, por las siguientes razones.


En sí­ntesis, según lo explica el Sr. Blandón, el planteamiento del zoólogo Morris, es el siguiente: A pesar de que el ser humano de origen animal aunque ocupa el nivel más alto de la escala zoológica, por lo cual ha podido desarrollar grandes civilizaciones, sigue siendo un animal. De acuerdo, pero el ser humano, como animal, macho o es hembra, o para decirlo de otro modo del género masculino o del género femenino. Y siendo así­ con el gran avance cultural de la humanidad, actualmente, el Derecho Internacional, reconoce la igualdad de la mujer y nuestra Constitución, en su artí­culo 4 dispone » (…) El hombre y la mujer, cualquiera que sea su estado civil, tiene iguales oportunidades y responsabilidades (…) . y el artí­culo 47. Protección a la familia, preceptúa: «El Estado garantiza la protección social, económica y jurí­dica de la familia. Promoverá su organización sobre la base legal del matrimonio, la igualdad de derechos de los cónyuges (…)» Pues bien, la loterí­a del señor Morris se basa en la cultura del patriarcado, y se muestra como celoso defensor del sistema social machista: En efecto, él no objeta para nada, sino más bien lo considera como lo más natural del mundo que el animal hombre, para satisfacer su apetito sexual mantenga relaciones sexuales con otra mujer, que no es su compañera de vida, sea por relación matrimonial o de unión de hechos, y admite que sea ocasional, o que la mantenga con una amante, practique la poligamia, e incluso que compre, en un burdel, los servicios de trabajo sexual de una prostituta.

Pero si la mujer, como animal que también es y que por lo tanto también tiene apetito sexual, ¿por qué ella no se le admite, como hembra, lo mismo que al macho?, y pueda mantener también relaciones sexuales con otro hombre que no sea su esposo o su compañero de unión de hechos, ocasionalmente o con un amante, o practicar la poliandria y, también, exigir al Estado la autorización de montar prostí­bulos con trabajadores masculinos de servicio sexual, tanto más, ahora, que con la polí­tica universal de control de la natalidad, se insiste en que la relación se practique usando el varón, condón? Así­, se evitarí­an dos efectos no deseables: uno, no habrí­a aumento de la población mundial, como lo están exigiendo los Estados capitalistas e imperialistas: y, el otro, no deseado por la mujer, queda en cinta y tener descendencia no deseada. Mi valoración ética es la de que la especie animal que ocupa el nivel más alto de la escala zoológica, no viole los derechos humanos y, en consecuencia debe de abolir las culturas patriarcales y matriarcales, y hacer efectiva, en la convivencia social, la igualdad de los dos géneros masculino y femenino.