En Cerro Alto, San Juan Sacatepéquez, los líderes de la comunidad enviaron una invitación a los grupos de delincuentes llamados maras, de que si no aceptaban rehabilitarse correrían la misma suerte de los anteriores, o sea que serían linchados.
La palabra linchado en esos sectores de la población quiere decir vapuleado y después quemado, por lo que esa invitación se considera aquí y en cualquier parte del mundo, una amenaza de muerte.
En vista de que gran cantidad de jóvenes aceptaron la invitación para rehabilitarse, me imagino que si en lugar de linchamiento les hubieran ofrecido aplicarles la ley, hoy estarían esos jóvenes risa y risa, pues en los últimos años la única ley que han obedecido, es la de ellos y sería iluso pensar que acataran las leyes del país.
Pese a eso, creo que es temprano para tomar en forma generalizada medidas drásticas como lo hizo la comunidad de Cerro Alto, pues para que los guatemaltecos y los organismos de derechos humanos lo acepten, talvez sea necesario que veamos por lo menos cien muertos diarios en manos de esos grupos, sin embargo ya hay varios estratos de la población que piensan que las medidas extremas son necesarias.