He tenido en mis manos un ejemplar ya casi terminado de la Tesis Doctoral del colega Edgar Pape Yalibat, que lleva como título “Tributación y Desigualdad Social en Guatemala”, la cual es parte del Programa de Doctorado promovido por la Universidad Galileo, en alianza con entes académicos de peso internacional.
La tesis aborda temas interesantes como la relación entre tributación y desigualdad social, la política tributaria y la desigualdad específica de nuestro país; y además se elabora un análisis acucioso de nuestro sistema tributario, para ir luego a la crítica de la propia regresividad de tal estructura. Se concluye así que es un sistema en el cual pagan más, en proporción a su ingreso, los que menos tienen. Y era de esperarse de este buen amigo una propuesta de tributación renovada, orientada a la atenuación de la desigualdad.
Puntos interesantes de la tesis nos revelan, primero, que tanto el país, como América Latina tienen un potencial importante para una mayor recaudación, lo cual depende de la aquiescencia de las élites y de los pactos democráticos que se obtengan.
Segundo, queda claro que la capacidad de tributación guatemalteca está muy por debajo de su potencial productivo, y ello se deduce cuando se efectúan comparaciones técnicamente implementadas, con respecto a otros países de América Latina, de similares características.
Tercero, nuestra capacidad tributaria es baja, debido al también bajo peso de los impuestos directos, combinado ello con una alta evasión y una base impositiva estrecha.
A este respecto, es interesante comentar el drenaje de recursos que representa la reciente Ley de Actualización Tributaria, en virtud de que al considerarse los ingresos exentos y las deducciones, la tasa efectiva deviene famélica y significativamente afectada, asevera el Doctorando.
Así, mientras la recaudación del impuesto a la renta de las personas físicas es bajísima, equivalente al 0.3 por ciento del PIB, también la de las personas jurídicas lo es, contribuyendo únicamente con un 2.4 por ciento.
Hay que tener en cuenta que la tendencia es a aminorar la carga a las personas jurídicas, en virtud de que en la última actualización, la tasa marginal pasa del 31 por ciento al 25 por ciento, siguiendo con la moda latinoamericana de desgravar a las corporaciones.
Cuarto, los datos sobre evasión y elusión fiscal que se analizan en la tesis comentada son sorprendentes, y es que la carga tributaria, asevera el ponente, está altamente mermada por los altos porcentajes de evasión, especialmente concerniente a los impuestos a la Renta, con un 63 por ciento, y el del IVA, con un 31 por ciento.
Como bien sabemos, y se subraya en la tesis, la evasión tiene un sello cultural en la Guatemala de hoy y de ayer, y tiene que ver con la ligereza para con la regulación y el fisco que se generaliza en las transacciones comerciales criollas, “cuando los comerciantes no entregan a sus clientes las facturas o cuando los clientes por su parte, tampoco lo exigen”.
Cabe mencionar que la persistencia de protecciones al secreto bancario, es otro factor de peso que coadyuva a la ampliación de problemas de captación tributaria.
Interesante por demás el tema, que deberá ser abordado, forzosamente, más temprano que tarde, debido a las falencias evidentes de la actual “modernización tributaria”.