Sobre «héroes» y tumbas


«El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo»

Eduardo Galeano

Sólo con la hipótesis planteada por el jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, (CICIG), Carlos Castresana, se pudo entender cómo pudo habérsele ocurrido al abogado Rodrigo Rosenberg salir a dar una vuelta en bicicleta, casi a ponerse en el blanco, luego de grabar un video y de escribir una carta en donde aseguraba que iba a ser asesinado.

Ricardo Ernesto Marroquí­n
ricardomarroquin@gmail.com

El trabajo eficaz de la CICIG ha demostrado el papel tan importante que juega la investigación en el esclarecimiento de los crí­menes y el combate a la impunidad. Y ante los resultados del trabajo liderado por Castresana, no puede llegarse a otra conclusión: Rosenberg planificó su propio asesinato.

No es cuestión de fe, es el resultado de un proceso de investigación que, como se demostró, se realizó a través del análisis de las evidencias cientí­ficas que fueron dejando las personas involucradas en el caso; se descartaron todas las pruebas falsas y se tomaron en cuenta todas las posibilidades para dar con los responsables del crimen.

Si bien la CICIG se apoyó en las declaraciones de los «colaboradores eficaces», éstas no constituyeron la dirección de las pesquisas, sino que sirvieron para corroborar las hipótesis previamente planteadas. Esto fue recalcado por Castresana en la conferencia en donde presentó los resultados, sin duda, para dar respuesta a las opiniones de quienes insistieron en utilizar el asesinato de Rosenberg como excusa para dar al traste con la institucionalidad del paí­s

De colada, atropellados y sin muchos argumentos a su favor, se encuentran involucrados los hermanos Valdez Paiz quienes, de acuerdo con las investigaciones de la CICIG, contrataron a una banda de sicarios para matar a un supuesto extorsionador que resultó ser Rosenberg.

Lo único cuestionable de la exposición realizada por Castresana fue la valoración que hizo sobre la decisión de Rosenberg. El jefe de la CICIG llamó «honorable» al protagonista de esta revuelta polí­tica y social como si tal calificativo fuera acorde para quien graba un video acusando a otras personas sobre el asesinato que él mismo está planificando a través del pago de sicarios. Por eso, la manera en que Rosenberg actuó no es un buen ejemplo para el paí­s.

Sin duda, este caso deja muchas lecciones, pero sobre todo, la evidencia del poder de acción de los grupos de «contra inteligencia» que todaví­a existen en nuestro paí­s, capaces de movilizar a miles de personas para poner en peligro la institucionalidad democrática, tan incipiente, tan precaria aún, pero que ha dado un margen de libertad social para la discusión, el disenso y la participación polí­tica de grupos sociales y polí­ticos que no son afines al poder tradicional.

Castresana lo dejó claro: el asesinato de Rosenberg fue planeado por él mismo; no se tiene la evidencia cientí­fica que compruebe que el crimen fue fraguado para provocar el derrocamiento del gobierno. Eso es una cosa, pero la utilización que se hizo luego del video por personas ligadas a pasados oscuros de golpes de Estado y a gobiernos militares autoritarios, permite entrever una intención más peligrosa, y no se puede creer en la supuesta buena fe de polí­ticos, columnistas y lí­deres que exigí­an la renuncia del Presidente para «rescatar a Guate».

Por supuesto que queda mucho por investigar, esclarecer y juzgar. La implementación de pruebas falsas por parte de Salvador Gándara y el esclarecimiento de dudosos manejos de cuentas bancarias son algunos de los cabos sueltos, pero no cabe duda que la CICIG ha dado un buen ejemplo de cómo deberí­an funcionar las instituciones de investigación en el paí­s para esclarecer los miles de crí­menes que se reportan cada año.