Situación podrí­a tornarse en crí­tica por expulsión de ONG


Unos simpatizantes sudaneses del presidente Omar al-Bechir realizan una manifestación de apoyo, tras la orden de captura solicitada por la CPI. FOTO LA HORA: AFP KHALED DESOUKI

Más de un millón de personas podrí­an pasar hambre en Sudán, y otras miles morir, como consecuencia de la expulsión de más de una decena de ONG de Jartum, advirtió el viernes la ONU.


«Con la salida de las ONG, y si el gobierno no reconsidera su posición, 1,1 millones de personas se quedarán sin comida, 1,5 millones de personas sin atención médica y más de un millón sin agua potable», explicó a la prensa la portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Elizabeth Byrs.

Al menos 13 organizaciones fueron obligadas a abandonar Sudán después de que la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya emitiese una orden de captura por crí­menes de guerra y contra la Humanidad contra el presidente sudanés, Omar el Bechir.

La expulsión de esas ONG de Darfur hace peligrar el enví­o de una ayuda humanitaria vital para las poblaciones de esta región del oeste de Sudán en guerra civil. Unos 2,7 millones de personas dependen de la ayuda de esas organizaciones.

Acción contra el Hambre (ACF, por su siglas en francés), que figura entre las ONG expulsadas, estimó el viernes en Parí­s que los niños atendidos por desnutrición aguda en Darfur «están amenazados de muerte».

«Los niños ingresados actualmente en nuestros centros de nutrición están amenazados de muerte», afirmó esta ONG.

«La situación es difí­cil ahora. No sabemos lo que ocurrirá en el futuro», deploró el viernes uno de los refugiados de Darfur.

«Sin ayuda y sin alimentos, habrá grandes problemas», dijo a la AFP desde el campamento de Ardamat, que alberga aproximadamente a 27.000 personas en el oeste de Darfur.

Bechir aseguró que pese a la orden de detención emitida contra él nada cambiará en la polí­tica de su gobierno.

«La decisión de la CPI no cambiará los planes y programas del gobierno», dijo Bechir a los miembros de su partido y de la oposición en una reunión el jueves, informó la agencia oficial Suna.

«El gobierno continuará las gestiones con miras a la paz y organizará elecciones libres y justas», dijo el presidente, que visitará este fin de semana Darfur, región devastada desde 2003 por un conflicto que ha causado 300.000 muertos según la ONU, y 10.000 según Jartum.

«Pese a esta fachada de confianza, el régimen está muy nervioso» y hay tensiones en el partido en el poder, estima un diplomático que pidió no ser identificado.

«Han tomado una decisión muy severa con respecto a las ONG», explicó a la AFP Fuad Hikmat, analista del International Crisis Group.

«Esta decisión no es nada más que represalias contra millones de personas» en Darfur, declaró Georgette Gagnon, de Human Rights Watch.

Para Katherine Bragg, responsable adjunta de las operaciones humanitarias en la ONU, esta decisión «está en contradicción con las garantí­as que habí­amos recibido» para su continuación.

Este año deberí­an celebrarse nuevas elecciones generales, pero la fecha está aún por determinar. Según varios analistas, Bechir aspirará a un nuevo mandato a pesar de la orden de captura de la CPI.

Bechir, de 65 años, llegó al poder en 1989 mediante un golpe de Estado militar. En 2000 ganó las elecciones presidenciales con el 87% de los votos, en unos comicios considerados una farsa por la oposición.