Situación en Afganistán es «grave», dice comandante


FOTO LA HORA: SHAH MARAI

El general estadounidense Stanley McChrystal señala la importancia de minimizar las pérdidas civiles aunque son utilizados como escudos humanos.» title=»FOTO LA HORA: SHAH MARAI

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<p>La situación en Afganistán es «grave», debido al aumento de la violencia y al desarrollo de un poder paralelo por grupos insurgentes que infiltran instancias locales de influencia polí­tica y social, reconoció en una entrevista el nuevo comandante de las fuerzas internacionales, el general estadounidense Stanley McChrystal.</p>
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Una semana después de asumir el cargo, el general, encargado de establecer una nueva estrategia en el paí­s, prevé que los próximos meses serán difí­ciles frente a una insurrección islamista cuya violencia alcanza récords absolutos desde la caí­da del régimen de los talibanes en 2001.

«La situación de seguridad es grave (…), hay zonas donde los insurgentes talibanes lograron infiltrarse en las estructuras de gobernanza», explicó. «Así­ pueden (…) intimidar a la población, limitar la influencia del Gobierno y modificar el tejido social».

Esta infiltración es «el peligro mayor» para Afganistán, porque impide al Gobierno de Kabul, respaldado por las tropas internacionales, establecer su autoridad y desarrollar la economí­a, clave de la lucha contra la insurrección que a su opinión es fruto de la miseria y de la ausencia de poder.

«Hay zonas de este paí­s donde este fenómeno es muy serio», asegura. Pero «no creo que sea irreversible», afirma.

El principal campo de batalla sigue siendo el sur del paí­s, especialmente las provincias de Helmand y Kandahar, grandes cultivadoras de opio, donde surgieron los talibanes en el caos de la guerra civil en los años 1990.

Pero la inestabilidad afecta ahora a provincias del norte como Kunduz y Badghis, lo que hace temer al general McChrystal «un giro» en la situación de seguridad en el paí­s, en la que «es muy importante concentrarse», afirma.

Afganistán tiene entre 26 y 30 millones de habitantes, pero sólo 169.500 policí­as y soldados, respaldados por 90.000 soldados extranjeros, mayoritariamente estadounidenses.

A modo de comparación, Irak, con una población similar, tiene a 615.000 hombres en sus fuerzas de seguridad y cuenta con el apoyo de 133.000 soldados norteamericanos.

Precisamenta a causa de su despliegue en Irak, Estados Unidos no habí­a podido hasta ahora liberar tropas para enviarlas a Afganistán, explica el general.

Los refuerzos, de unos 21.000 soldados, que llegan ahora a Afganistán permitirán «ir hasta ciertos lugares y conservar allí­ una presencia duradera», sin verse obligados a partir por falta de efectivos, afirma.

McChrystal reitera la importancia de minimizar las pérdidas civiles, al tiempo que subraya que a menudo los insurgentes «utilizan a los civiles como escudos humanos», o incluso buscan su muerte para crear una mala reputación para las tropas extranjeras.

De hecho, el nuevo comandante emitirá en los próximos dí­as una orden en la que llama a sus tropas a pensárselo dos veces antes de solicitar un refuerzo aéreo, según su portavoz.

Las ví­ctimas civiles de los ataques aéreos alimentan la impopularidad de las tropas estadounidenses. Uno de los mayores errores norteamericanos ocurrió a principios de mayo en la provincia de Farah (oeste), durante un bombardeo en el que murieron 140 civiles según Kabul, «al menos» 26 según el Ejército de Estados Unidos.