No se puede negar que estamos viviendo una situación de emergencia como resultado del impacto que sobre nuestra economía tiene y tendrá la escalada de precios de los productos derivados del petróleo y poco o nada podemos hacer para contener la especulación que se produce de manera inmisericorde en los grandes centros de negociaciones a futuro en la compra del crudo. Y localmente no tenemos tampoco acciones de corto plazo que nos permitan paliar la crisis, puesto que ni disponemos de sistemas eficientes de transporte tanto de pasajeros como de carga, ni podemos generar energía eléctrica sin depender tan fuertemente de los combustibles fósiles, lo que nos deja realmente mal parados.
Y el acierto de las autoridades estará no sólo en buscar los paliativos para el corto plazo, entre los que pueden mencionarse algunas acciones para promover el ahorro y el uso más racional de los combustibles, pero fundamentalmente en el diseño de estrategias de largo plazo que nos hagan menos dependientes. Es urgente emprender un plan nacional de hidroelectrificación y de búsqueda de fuentes alternas de energía porque no es posible que sigamos dependiendo del crudo para generar más de dos tercios de la energía que utilizamos.
Es fundamental que el Gobierno central asuma la responsabilidad de enfrentar el problema del transporte colectivo en la zona metropolitana, puesto que el mismo escapó ya a la capacidad del Municipio y a su jurisdicción, pasando a ser una cuestión de interés nacional, sobre todo si vemos cuánto se desperdicia por la falta de sistemas eficientes de transporte colectivo. Y habrá que pensar seriamente en la cuestión del ferrocarril para el transporte más barato y eficiente de mercancías, puesto que el tema del petróleo aunque se nivelen los precios, seguirá siendo una espada de Damocles en permanente amenaza para los países pobres.
Creemos que hay temas como el del abastecimiento de agua y el transporte al área metropolitana que han sido tan descuidados durante tantos años que requieren de un esfuerzo enorme que rebasa la posibilidad de que la Municipalidad capitalina pueda hacerlo. Y cabalmente por esas deficiencias del Municipio, habrá que promover la autoridad del Distrito Metropolitano urgentemente porque no podemos seguir con tantas carencias hacia el futuro. El gobierno que está por asumir tiene que mostrar visión futurista porque la crisis nos ha alcanzado y puede rebasarnos.
Las implicaciones sociales y políticas de la crisis energética no deben escapar al criterio de los gobernantes que están por salir y de los que han de asumir sus funciones en enero, puesto que la situación tiende a volverse más complicada con el correr de los días y dado el deterioro de las instituciones y las dificultades para alcanzar gobernabilidad, cualquier estallido provocado por causas económicas y sociales puede tener graves implicaciones.