Sismo volvió a sepultar a niños en escuelas


Sobrevivientes del terremoto de ayer en China se agrupan alrededor de los escombros para esperar la ayuda de los socorristas. FOTO LA HORA: AFP

Los socorristas se afanaban hoy en la búsqueda de sobrevivientes del sismo que dejó más de 600 muertos en el noroeste de China y sepultó a numerosos niños en los escombros de sus escuelas, como ya habí­a ocurrido hace dos años en el terremoto de Sichuan.


La tragedia obligó al presidente Hu Jintao, actualmente en Brasil, a acortar una gira regional que incluí­a etapas en Venezuela y Chile. La cumbre de grandes paí­ses emergentes (BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), prevista para mañana en Brasilia, se adelantó para hoy.

El primer ministro, Wen Juabao, aplazó por su lado una gira por el sudeste asiático y se apersonó en la ciudad de Jiegu, donde miles de siniestrados se aprestaban a dormir por segunda noche consecutiva en la calle, con temperaturas bajo cero.

El último balance oficial es de 617 muertos, más de 9 mil heridos -970 en estado grave- y unas 100 mil personas sin hogar, aunque podrí­a agravarse, dado que muchas personas siguen sepultadas. Más del 85% de los edificios de Jiegu se vinieron abajo, según datos de la agencia semioficial Noticias de China.

El temblor -de magnitud 6,9 según el Instituto de Geofí­sica Estadounidense (USGS) y de 7,1 según las autoridades chinas- se produjo en una apartada región de la provincia de Qinghai, en la meseta tibetana, a las 7:49 de ayer (17:49 horas del martes, en Guatemala).

Según Wang Yubo, responsable de educación, al menos once escuelas se derrumbaron en toda la provincia, provocando la muerte de 66 alumnos.

La portavoz del ministerio de Educación chino, Xu Mei, citada por la agencia China Nueva, desmintió sin embargo que hubiese al menos 200 alumnos sepultados bajo los escombros de una escuela, como habí­a anunciado anteriormente el diario Beijing Times, citando al director del centro.

Esto recuerda el doloroso precedente del terremoto de la provincia de Sichuan (suroeste), en mayo de 2008, que mató a unas 87 mil personas, entre ellas miles de niños, al desplomarse sus escuelas.

Ayer, la televisión oficial difundí­a imágenes de socorristas que intentaban llegar hasta los alumnos sepultados en la prefectura de Yushu, epicentro del temblor.

Los padres desesperados, sin noticias de sus hijos, se agolpaban cerca de un dormitorio derrumbado.

La televisión mostraba también a sobrevivientes rescatados de los edificios en ruinas por socorristas que se abrí­an paso entre placas de hormigón y el amasijo de hierro, o a médicos que realizaban operaciones de emergencia en tiendas de campaña.

«Â¡Gracias, gracias, no lo olvidaré nunca!», gritaba una adolescente mientras los equipos de rescate la sacaban con mucho cuidado de las ruinas de un edificio al amanecer.

Los equipos de rescate de Jiegu extrajeron con vida a 1 mil 045 personas sepultadas, además de 107 cadáveres, aseguró Noticias de China, precisando que 2 mil 038 heridos estaban siendo tratados.

«El agua está contaminada, necesitamos agua y comida», afirma Pu Wu, que perdió su hogar en esta ciudad devastada.

Muchos de los socorristas trabajaban sólo con las manos, sin maquinaria ni herramientas y luchando contra la falta de oxí­geno debida a la altitud.

El gobierno asignó una partida de emergencia de 200 millones de yuanes (unos 29,3 millones de dólares) para financiar la evacuación de los habitantes, su alojamiento y atención médica, entre otras operaciones. Varios paí­ses, encabezados por Estados Unidos, ofrecieron ayuda.

SOCORRO Altitud complicada


Las operaciones de socorro a raí­z del sismo de ayer en Qinghai se ven complicadas por la falta de oxí­geno debido a la elevada altitud. La prefectura de Yushu, epicentro del sismo, está situada en la meseta tibetana, conocida como el «techo del mundo», a una altitud media de 4 mil metros.

«Estas operaciones de socorro se enfrentan a numerosas dificultades. La primera es que la zona del sismo se encuentra a gran altitud, tanto los socorristas como lo perros tiene un problema de adaptación a la altura», declaró hoy Miao Chonggang, uno de los responsables de los servicios de urgencias sí­smicas.

Las operaciones de socorro a gran altitud «son mucho más exigentes fí­sicamente y técnicamente debido a la escasez de oxí­geno», explicó He Xiong, director del Centro de Prevención y de Control de las Enfermedades de Pekí­n, citado por el diario China Daily.

El nivel de oxí­geno en la prefectura de Yushu, en la región montañosa del Himalaya, puede ser menor en un tercio o incluso la mitad en comparación con el nivel del mar, según el diario, que cita cifras oficiales.

Liu Xiangyang, número dos de los Servicios de Emergencias por terremotos, afirmó que sus equipos ya trabajaron en tales condiciones en esta misma provincia. «Participamos en 2005 en operaciones de socorro tras un alud de nieve en Qinghai. Tenemos por lo tanto una experiencia de trabajo en las regiones de gran altitud», afirmó, citado por la prensa.

El ejército chino envió al lugar a 100 paracaidistas y otros 1 mil 500 efectivos para participar en las operaciones de socorro y de búsqueda de supervivientes. También se desplegaron más de 6 mil soldados.

Las operaciones se ven también dificultadas por el estado de las carreteras y de las redes de electricidad y de telecomunicaciones, dañadas por el sismo, al que siguieron numerosos réplicas y corrimientos de tierra.