Las fuerzas armadas del presidente Bashar Assad continuaron con su ofensiva contra los suburbios del este de Damasco que están bajo control rebelde y en los cuales los opositores afirman que hubo un ataque con armas químicas que mató a más de 100 personas, informaron hoy activistas.
El gobierno ha refutado las acusaciones de que usó armas químicas en el ataque con artillería que lanzó aye contra la región conocida como Guta del Este, y las tacha de ser «absolutamente infundadas». Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia han pedido que un equipo de la ONU que se encuentra de antemano en el país reciba acceso inmediato a la zona para investigar.
Figuras y activistas de oposición han reportado diversas cifras sobre víctimas por el ataque de ayer, de entre 136 y mil 300. Si se confirma que se utilizaron armas químicas, incluso el número más pequeño lo convertiría en el más letal hasta ahora en la guerra civil siria.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, afincado en Gran Bretaña, dijo que no tenía datos sobre víctimas en el bombardeo de hoy contra Guta. Indicó que bombarderos efectuaron varias incursiones en los suburbios capitalinos del este y oeste, incluyendo tres que ocurrieron en espacio de cinco minutos.
El presunto ataque químico del miércoles dejó decenas de niños muertos, cuyos cadáveres envueltos con mantas blancas son visibles en videos de aficionados, y su pálida piel no presenta ninguna herida.
La UNICEF informó en un comunicado que los reportes de ataques contra civiles, presumiblemente incluyendo a niños, eran «profundamente inquietantes».
«Estos actos tan horríficos deben ser un recordatorio para todas las partes, y para todos aquellos que tienen influencia en ellas, de que este terrible conflicto ha ido demasiado lejos, y que los niños han sufrido más que suficiente», dijo la UNICEF en un comunicado. «Los niños deben ser protegidos y aquellos que no lo hagan deben rendir cuentas».
Mohamed Abdulá, un activista en el suburbio de Saqba, dijo a The Associated Press vía Skype que la mayoría de los fallecidos fueron sepultados el mismo día en fosas comunes en diferentes áreas de Guta. Añadió que fueron sepultados con celeridad por temor de que los cuerpos pudieran descomponerse por el calor y la falta de electricidad.
Agregó que familiares identificaron a algunos de sus muertos antes de sepultarlos, mientras que las víctimas no reconocidas fueron fotografiadas y sus tumbas marcadas con un número en caso de que sus seres queridos acudan a reclamar sus cadáveres en el futuro.
El levantamiento en Siria comenzó en marzo de 2011 y después se convirtió en una guerra civil. Más de 100 mil personas han muerto en el conflicto, según datos de la ONU.