Siria apuesta por una victoria de sus aliados en Lí­bano



Siria se mantiene oficialmente apartada de la crisis de Lí­bano, pero en realidad apuesta por una victoria de sus aliados sobre el gobierno de Fuad Siniora, al que apoyan los occidentales, para impedir que éstos aumenten su influencia en Beirut, según varios expertos.

La oposición libanesa, que lidera el partido radical Hezbolá, aliado de Siria e Irán, dio inicio el 1 de diciembre a una serie de manifestaciones para derrocar el gobierno de Siniora.

«Siria no interviene en los asuntos de Lí­bano», pero quiere que los libaneses «lleguen a una solución que satisfaga a la unidad libanesa y a la resistencia» a la ocupación israelí­, explicó a la AFP Elias Murad, redactor jefe del diario oficial sirio Al Baas.

Por su parte, el diputado Mohammad Habache estima que «Siria estará satisfecha si la tendencia favorable a la resistencia y hostil al proyecto estadounidense gana en Lí­bano».

Las recientes declaraciones del vicepresidente sirio, Faruk Al Shareh, en las que niega la implicación siria en las manifestaciones en Lí­bano dan la medida de la atención que presta Damasco al paí­s vecino.

Tras una presencia de casi 30 años, el ejército sirio se retiró de Lí­bano en abril de 2005, dos meses después del asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri.

Pero Shareh denuncia «las injerencias occidentales» que intentan «que en Lí­bano domine la hegemoní­a extranjera con el fin de separarlo totalmente de Siria».

El detonante de la crisis libanesa fue la dimisión en noviembre de seis ministros prosirios, pertenecientes a un gobierno de mayorí­a antisiria.

Esta mayorí­a sospecha que los prosirios provocaron la crisis para frenar el proyecto de tribunal internacional encargado de juzgar a los asesinos de Rafic Hariri con el fin de disimular una eventual implicación siria.

«Siria está ahora en una posición mejor» tras la victoria demócrata en el Congreso estadounidense y la publicación del informe Baker, que preconiza un diálogo con Siria e Irán sobre la situación en Irak, subrayó Habache.

Damasco «no tiene intención de aceptar que se le aparte de los asuntos libaneses ni de permitir que un Estado hostil predomine en Lí­bano, lo que constituirí­a una amenaza para su seguridad nacional», explica por su parte el periodista británico Patrick Seale el viernes en el diario árabe Al Hayat de Londres.

La prensa oficial siria no esconde su apoyo a las reivindicaciones del Hezbolá libanés de un gobierno de unión nacional que le permita aumentar su influencia y la celebración de elecciones legislativas anticipadas.

Por su lado, los paí­ses occidentales, con Estados Unidos y Francia a la cabeza, apoyan al gobierno libanés y acusan a Siria de injerencia en los asuntos de su vecino.

El presidente estadounidense, George W. Bush, «está seguro de que el gobierno del primer ministro saldrá ganando y cree que es importante que los actores de la región apoyen esta democracia», subrayó el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow.