Sindicatos hispanos resaltan legado de César Chávez


logito

El legado de César Chávez, de lucha pacífica por la justicia social, sigue vivo a casi 19 años de su muerte, dijeron influyentes sindicalistas hispanos del país y uno de los hijos del legendario dirigente campesino.

Por E.J. TÁMARA LOS ANGELES / Agencia AP

«César fue uno de los activistas más geniales de nuestro tiempo», dijo en una entrevista reciente Eliseo Medina, secretario y tesorero del Sindicato Internacional de Empleados de Servicio, el dirigente sindical latino de más alto rango en Estados Unidos.

Chávez, quien hubiera cumplido 85 años el sábado, nació el 31 de marzo en las afueras de Yuma, Arizona, en 1927, dos años antes de la Gran Depresión. El aniversario de su nacimiento coincide este año con el medio centenar de vida del sindicato de campesinos que fundó en 1962 durante la época del movimiento por los derechos civiles.

Para destacar la ocasión, el gremio está realizando una serie de celebraciones que culminarán en mayo en su convención anual en Bakersfield, California. También se realizan muchos otros festejos en el país.

La vida del líder de origen mexicano-estadounidense es una larga lucha contra adversidades, que aunque no siempre las superó, demuestra su total entrega, compromiso y perseverancia hacia la búsqueda de justicia social, que él llamó «La causa».

«César tenía la habilidad de creer que podía hacer cualquier cosa que se proponía. Era increíble. Y creía que cualquier persona podía hacer esto. Estas cosas son una gran inspiración y hacen que actúes conforme a estas creencias para hacer realidad esta visión», agregó Medina, quien trabajó con Chávez en el sindicato de campesinos.

«Él ahora se ha convertido en ese símbolo para mucha gente, en el símbolo de que uno puede hacer lo que quiere si es que se lo propone y trabaja duro», agregó.

Al igual que sus padres campesinos, Chávez trabajó la tierra. Al terminar el octavo grado, su madre le pidió que ya no fuera a la escuela y que trabajara para ayudar a la familia, narró Paul Chávez, uno de los ocho hijos de César Chávez.

«Mi padre me contó que recordaba la mirada de su mamá cuando le dijo eso y recordaba que cuánto le dolió y prometió que no iba a dejar que eso mismo le pasara a otras familias, que no quería que otras madres les dijeran llorando a sus hijos que ya no pueden ir a la escuela porque tienen que trabajar», agregó Paul Chávez, director ejecutivo de la Fundación César Chávez.

Chávez estaba muy comprometido con «La causa», por lo que, para formar lo que sería el Sindicato de Trabajadores del Campo, en Delano, California, renunció al primer trabajo fijo que había conseguido en su vida, como jefe de personal de una organización que abogaba por los derechos civiles de hispanos.

«César sigue siendo nuestro guía, seguimos viendo su legado en el gremio, que continúa luchando fuerte en favor de los campesinos», dijo Arturo Rodríguez, presidente del Sindicato de Trabajadores del Campo y viudo de una de las hijas de Chávez.

En consonancia con el ejemplo pacifista de Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr., Chávez presionó a comerciantes agrícolas con marchas, boicots y huelgas de hambre de hasta 36 días. El senador Robert Kennedy visitó a Chávez durante su huelga de hambre en Delano, donde lo llamó «uno de los personajes heroicos de nuestro tiempo».

El líder sindical campesino también optó por una vida espartana. Nunca ganó más de 6.000 dólares al año, de acuerdo con reportes del sindicato enviados al Departamento de Trabajo.

Chávez murió el 23 de abril de 1993 en San Luis, Arizona, no muy lejos de donde nació. Tenía 66 años.